EL CONSUMO DE HEROÍNA

 

Las consecuencias del consumo de heroína es algo preocupante en la sociedad y sobre todo para las familias de los consumidores de esta droga.

La heroína se elabora mediante una síntesis química a partir de la morfina, que a su vez se deriva del opio.

El opio se extrae de las cápsulas de la planta conocida en botánica como Papaver somniferum. La humanidad la utiliza desde la antigüedad. La morfina es un potente analgésico que fue aislado por químicos alemanes en 1806. Actualmente tiene una gran aplicación médica.

La heroína fue sintetizada a finales del siglo XIX por la industria farmacéutica Bayer, en busca de un fármaco que tuviera la capacidad analgésica de la morfina pero sin su potencial adictivo. Se utilizó inicialmente frente a la morfinomanía, aunque este uso se abandonó al no mostrar los resultados esperados.

La contracultura norteamericana contribuyó a ensalzar sus efectos y el estilo de vida característico de los yonquis, término actualmente despectivo pero que durante los sesenta mantuvo un sentido romántico.

RIESGOS PSICOLÓGICOS DEL CONSUMO DE HEROÍNA

Los riegos del consumo de heroína provoca las siguientes alteraciones:

  • Alteraciones de la personalidad
  • Alteraciones cognitivas, como problemas de memoria
  • Trastornos de ansiedad y depresión
  • Dependencia psicológica, que hace que la vida del consumidor gire obsesivamente en torno a la sustancia

RIESGOS ORGÁNICOS DEL CONSUMO DE HEROÍNA

Los riesgos orgánicos del consumo de heroína tiene los efectos siguientes:

  • Adelgazamiento
  • Estreñimiento
  • Caries
  • Anemia
  • Insomnio
  • Inhibición del deseo sexual
  • Pérdida de menstruación
  • Infecciones como VIH y hepatitis

El consumo habitual de heroína genera dependencia con rapidez, por lo que el consumidor necesita ir aumentando la dosis para experimentar los mismos efectos. Eso explica el riesgo de sobredosis tras un periodo de abstinencia.

También por eso es tan importante realizar una desintoxicación de heroína lo antes posible si eres consumidor.

EMPIEZA EL PROCESO DE DESINTOXICACIÓN

 

     

    CONSECUENCIAS DEL CONSUMO DE ‘CABALLO’

    La heroína, más conocida en argot como ‘caballo’, irrumpió en el mundo universitario español en los años setenta, aunque en estos momentos se asocia más con el mundo marginal.

    Fue la droga que mayor alarma social causó en nuestro país en los años ochenta y noventa.

    Hasta medianos de la década de los noventa, la heroína se consumía habitualmente inyectada, siendo una importante vía de propagación del virus del sida y de otras infecciones como la hepatitis. Después, se generalizó el fumarla.

    Por sus especiales características, junto a las terapias orientadas a ayudar a los heroinómanos a dejar la droga, se han desarrollado políticas públicas en relación con los adictos a esta sustancia basadas en el llamado modelo de ‘cronificación’.

    Este modelo supone facilitar a los heroinómanos sustancias alternativas controladas (metadona) o garantizar en lo posible la higiene en el consumo de la heroína (salas de venopunción), pensando así en aislar el problema e impedir su penetración entre los más jóvenes

    SOBREDOSIS DE HEROÍNA

    Uno de los graves problemas de esta droga es que puede causar la muerte en cualquier momento, porque su pureza varía constantemente y nunca se puede saber con seguridad lo que contiene. Otro grave problema es su dificultad para filtrarla bien o disolverá totalmente.

    Eso hace que los gránulos insolubles bloqueen pequeños vasos sanguíneos causando abscesos e infecciones. Ni tan siquiera el filtro del cigarrillo es totalmente seguro.

    Algunos consumidores mezclan cocaína y heroína, una combinación altamente peligrosa. Los efectos se agravan por la sinergia de la mezcla.

    Los consumidores de heroína desarrollan rápidamente altos niveles de tolerancia y su cuerpo, a medida que va tolerando la droga, reclama cada vez más para sentir la euforia inicial. Con el tiempo, incluso dosis altas sólo sirven para calmar el dolor y mitigar el síndrome de abstinencia, aquel estado de euforia inicial desaparece para siempre.

    La enorme necesidad física de consumir la droga se vuelve tan intensa que toda la vida gira en torno a la necesidad de conseguir dinero y comprarla, ya que aterra la idea de quedarse sin la dosis. El hábito suele llevar siempre a una situación de miedo a vivir la abstinencia.

    La abstinencia suele causar con ataques de pánico, insomnio, náuseas, diarrea, sudores, escalofríos, calambres musculares, espasmos estomacales, etc.

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