El ejercicio consistía en poner 5 cubos con alfalfa. Cada cubo representaba una virtud y el caballo simbolizaba mi peor defecto.
Mi propósito era defender mis virtudes ante el empuje de mi principal defecto, la negatividad.
La negatividad se ha dirigido primero a mi inteligencia, a la que he conseguido proteger. Después ha encarado a mi voluntad y también la he defendido. Y, a continuación, lo ha intentado también con mi sociabilidad, consiguiendo alcanzarla y comer del cubo.
CONTACTAR CON CLÍNICAS CITA AHORA
Derrotado, he acabado saliendo del círculo, abandonando todas mis virtudes, para marcharme sólo con mi negatividad.
Mi conclusión: que la negatividad sólo me vence cuando la alimento.
Autor: Comunicación Clínicas CITA