Algunas características de las personas que abusan de drogas podrían existir ya antes de empezar a tomarlas y, por tanto, podríamos considerarlas como factores que predisponen al consumo. Estas características serían:
- Sensibilidad general hacia sus sentimientos y emociones desagradables.
- Poca motivación para controlar su conducta y, por tanto, la satisfacción instantánea se valora más que el control.
- Técnicas inadecuadas para controlar la conducta y el afrontamiento de los problemas, por lo que, incluso cuando están motivados para moderar su conducta, no tienen los conocimientos técnicos para poder llevarlo a cabo.
- Un patrón automático, no reflexivo, que lleva a ceder ante los impulsos.
- Búsqueda de excitación y poca tolerancia al aburrimiento.
- Poca tolerancia a la frustración.
- Una disminución relativa de las perspectivas futuras, de forma que la atención del individuo se centra en los estados emocionales del aquí y ahora, craving e impulsos, y en las acciones para aliviarlos o satisfacerlos. La persona no dedica ninguno de sus recursos a preocuparse de las posibles consecuencias de estas acciones.
La poca tolerancia a la frustración parece ser un precursor importante del consumo de drogas. En la poca tolerancia a la frustración subyacen ideas como: ‘las cosas siempre me deberían ir bastante bien o no deberían ir mal’, ‘no puedo soportar estar frustrado’, ‘otras personas son culpables de que esté frustrado’, ‘las personas deliberadamente me lo hacen pasar mal’.
Poca tolerancia a la frustración
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Cuando las personas con poca tolerancia la frustración se dan cuenta de que su actividad está bloqueada o de que sus expectativas son desbaratadas, probablemente:
- Exagerarán mucho el grado de pérdida que resulta de dicha frustración.
- Exagerarán las consecuencias a largo plazo de su pérdida.
- Culpabilizarán a quienes ellos crean que es responsable de la frustración.
- Experimentarán demasiada ira.
- Tendrán un gran deseo de pegar a la persona culpable.
- Pasarán por alto otras formas de conseguir su objetivo, como la solución de los problemas.
El resultado de esta secuencia de acontecimientos es que el individuo acaba centrado exclusivamente en atacar al culpable. Como pocas veces se da la oportunidad de que se puedan expresar estos impulsos hostiles, la persona permanece en un estado de sobreexcitación, lleno de tensión e ira.
En algún momento, estos individuos encuentran la droga y se dan cuenta de que su consumo reduce su malestar y les alivia de la tensión reprimida.
La utilización de las drogas con esta finalidad funciona bien, pero, a largo plazo, contraproducente, ya que la persona nunca aprende formas de afrontar directamente la frustración y solucionar los problemas que llevan a ello. Como consecuencia, la poca tolerancia a la frustración se va perpetuando, así como las creencias con respecto a su impotencia.
About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas
Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.
Autor: Comunicación Clínicas CITA