El abuso de drogas puede presentar problemas específicos y exigir un tratamiento diferenciado. En el caso de la mujer, en concreto, intervienen también factores de incomprensión sobre el tema de la adicción.
Las mujeres son más vulnerables a los efectos de las drogas y, por lo tanto, su salud se verá más afectada por su abuso; además, en ellas los efectos negativos de su abuso se harán evidentes en un periodo de tiempo más corto.
Hay importantes diferencias en el consumo del hombre y la mujer: en el modo de consumir, en los patrones de uso, en el tipo de adicciones, en las dosis y en las cantidades, etc.
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Factores de riesgo específicos en la mujer relacionadas con el consumo de sustancias
Los factores de riesgo que pueden predisponer a la mujer al consumo de este tipo de sustancias están muy relacionados con cuestiones emocionales y afectivas.
Los factores de riesgo más comunes son:
- El trabajo doméstico asumido como una obligación y que limita sus posibilidades de desarrollarse en otros ámbitos y capacidades.
- Los conflictos continuos con la pareja.
- Una situación familiar conflictiva (separación, divorcio, problemas económicos…)
- La ausencia de redes de soporte (amigos, familia, trabajo, etc.).
- El alejamiento de los hijos del hogar.
- El estrés.
- Las relaciones sexuales no satisfactorias.
- El uso inadecuado del tiempo libre y del ocio.
- La falta de posibilidades para estudiar o trabajar.
- La presión de la pareja para que no trabaje.
- El fracaso escolar, el desarraigo laboral, la insatisfacción personal, la vulnerabilidad social…
- La carencia de información sobre los efectos y consecuencias del abuso de drogas.
- Acoso o abuso sexual: muchas mujeres víctimas de acoso o abuso sexual, realizan esta ingesta de drogas como un mecanismo de defensa, del mismo modo que se auto-medican para aliviar los sentimientos de ansiedad, culpa, miedo y cólera resultantes de esta violencia.
Principales drogas que pueden interferir en las diferentes etapas biológicas de la mujer
a) Alcohol
Con un menor consumo de alcohol, pueden aparecer en las mujeres lesiones hepáticas más graves y existe una mayor posibilidad de adicción en la mujer en un periodo mucho más corto que en el hombre.
b) Tabaco
Existen riesgos agregados para la mujer que están relacionados con diferencias hormonales y con la función reproductiva: cáncer de cérvix y útero, desórdenes menstruales, infertilidad y menopausia temprana. El riesgo de infarto de miocardio se incrementa 10 veces cuando se ingieren simultáneamente anticonceptivos orales, especialmente después de los treinta años. La gestante que fuma tiene un índice de aborto un 30% mayor que la no fumadora. Además el consumo de tabaco durante el embarazo incrementa el riesgo de retraso en el crecimiento intrauterino y provoca otros riesgos graves para el bebé.
c) Marihuana
Puede ocasionar infertilidad tanto en el hombre como en la mujer. Entre las mujeres, la marihuana puede alterar el ciclo menstrual normal e inhibir la producción de óvulos. Por otra parte, la marihuana induce a un mayor riesgo de contraer infecciones. Las mujeres que consumen marihuana durante el embarazo tienen mayor riesgo de sufrir fuertes vómitos crónicos, lo que podría afectar a la nutrición del feto. Además los bebés de madres que fuman marihuana nacen con menor peso y tamaño, etc..
d) Cocaína
La mujer es más sensible que el hombre a los efectos cardiovasculares de la cocaína. Existe riesgo también de abortos, partos prematuros o el nacimiento de niños muertos.
e) Psicofármacos
En muchas situaciones de soledad, separación conyugal, pérdidas, especialmente de tipo afectivo, las mujeres encuentran que ciertos fármacos pueden servir como sostén emocional.
Orientación de las intervenciones terapéuticas
Los programas de tratamiento deben estar orientados a su integración social y esta responsabilidad le corresponde, además de al equipo terapéutico, a la comunidad en su conjunto.
En el tratamiento de las adicciones en la mujer existen maneras específicas de intervenir, siendo prioritario el abordaje en el área psico-afectiva y relacional.
- La acogida, la contención emocional y el vínculo terapéutico son para las mujeres los elementos que constituyen y generan la motivación y la adherencia a un programa. Y la contención emocional es el primer objetivo en una primera etapa de un programa de tratamiento con mujeres, en la que debe primar la comprensión y la no confrontación.
- En una segunda etapa del proceso, es necesario fomentar habilidades que posibiliten la toma de decisiones y la resolución de conflictos, ayudando a la estructuración de la vida cotidiana.
- La reinserción social tendrá como prioridad entrenar, habilitar facilitar la autonomía de la persona. Los objetivos de la reinserción son: mantener la abstinencia; fomentar la readaptación de las relaciones sociales, familiares y laborales; adquirir estilos de vida saludables; mejorar las condiciones sociales; reducir o eliminar los comportamientos de riesgo; y abordar los conflictos personales y de relación.
Autor: Comunicación Clínicas CITA