Cómo afectan los opiáceos
Consecuencias de los opiáceos
Las consecuencias a largo plazo del consumo cotidiano de drogas opiáceas en los sistemas del organismo son un tanto benignas. Es cierto que los hombres adictos pueden ser impotentes y que el consumo de drogas puede afectar a la función sexual tanto en hombres como en mujeres. Con frecuencia, en las mujeres se interrumpe el ciclo menstrual y en los hombres disminuye la producción de espermatozoides. Las personas que consumen drogas opiáceas durante tiempo también sufren estreñimiento crónico. En términos generales, los toxicómanos pierden peso porque no se alimentan bien por dedicar todo su tiempo la búsqueda de la droga. De lo contrario, las drogas opiáceas en sí no representan un peligro para los sistemas orgánicos, a diferencia de lo que ocurre con el consumo habitual de bebidas alcohólicas.
Nada de esto parece ser muy nocivo, pero hay otras consideraciones de importancia. En cualquier patrón de consumo compulsivo de droga, el consumidor tiende a hacer caso omiso de todo. Lo único que le preocupa es obtener la droga. Por consiguiente, descuida su salud, generalmente no se alimenta bien y sufre otras complicaciones por no cuidarse. Además, los aictos participan a menudo en actividades peligrosas asociadas con la obtención y el consumo de la droga. Muchas mujeres adictas tienen relaciones sexuales sin protección para mantener su drogadicción, aumentando así el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Las drogas opiáceas parecen deprimir el funcionamiento inmunológico, y gran parte de las células inmunes están cargadas con receptores opiáceos.
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Consumidores habituales de opiáceos
El resultado sobre cómo afectan los opiáceos en el cerebro de los consumidores habituales deja de ser el habitual. En primer lugar, muchos drogadictos tienen dificultades para tomar decisiones complejas, tienden a hacer malas elecciones y les resulta difícil aprender información nueva. No es seguro si esto es causa o consecuencia del consumo de drogas, pero el hecho de que este tipo de problemas sea más grave en personas que han consumido drogas durante un largo período de tiempo nos indica que es probable que esté relacionado con las drogas. El abuso de estimulantes origina los mismos problemas, lo que sugiere que se deben a los cambios que sufre el sistema de gratificación del cerebro que se activa con ambos tipos de drogas. En segundo lugar, aunque los opiáceos en sí mismos no son particularmente tóxicos para las neuronas, a diferencia del alcohol, la depresión repetida de la respiración causada por el consumo continuo puede producir cambios cerebrales asociados con la hipoxia. Además, un consumo masivo puede llevar a situaciones de sobredosis letal, como con otras drogas letales.
La ONU contra la epidemia de opiáceos
La prevención parece no ser suficiente para hacer frente a la crisis de la drogodependencia, que está creciendo en países como Estados Unidos, por la adicción a opiáceos sintéticos. Por ello, la ONU pide que se dediquen más recursos al tratamiento, la rehabilitación y la reinserción social de los toxicómanos.
En este sentido, la ONU se muestra especialmente preocupada por el aumento de las sobredosis y muertes, que se han multiplicado por cuatro desde 1999 debido a que muchos consumidores de estas drogas no son conscientes de que contienen fentanilo, un opiáceo más potente que la heroína.
Asimismo, la ONU denuncia que las agresivas campañas de promoción de medicamentos que contienen opiáceos están agudizando aún más el problema, destacando la necesidad de adoptar medidas de sensibilización del público y sistemas de vigilancia de la cadena de producción y abastecimiento de medicamentos que están sujetos a prescripción médica.
El consumo de heroína crece en EE UU de manera considerable porque muchos adultos jóvenes buscan mantener la adicción generada por el consumo de opiáceos que les habían recetado para el tratamiento del dolor. En muchos casos, la dificultad para acceder al seguro medico obstaculiza el control de la adicción y la prestación de cuidados y tratamiento adecuados.
El presidente Donald Trump avala estos esfuerzos: ‘Hay gente que entra en los hospitales con un brazo roto y sale adicta a los calmantes”. Según el presidente, hay estados y ciudades, como la de Nueva York, que están actuando ya en este sentido. También surgirió que se imponga la pena de muerte a los narcotrafiantes,ya que algunos países tienen la pena más dura posible y consecuentemente tienen muchos menos problemas con las drogas que nosotros.
La ONU, sin embargo, matiza que las medidas que se adopten para controlar el uso de las drogas deben ser proporcionadas y que cualquier acción debe respetar los derechos humanos. También insiste en que el acceso a los servicios de tratamientos es un elemento del derecho a la salud que debe ser protegido.
About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas
Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.
Hoy hablaremos sobre cómo afectan los opiáceos en nuestro cuerpo y el duro trabajo de la ONU contra el consumo de opiáceos.
Consecuencias de los opiáceos
Las consecuencias a largo plazo del consumo cotidiano de drogas opiáceas en los sistemas del organismo son un tanto benignas. Es cierto que los hombres adictos pueden ser impotentes y que el consumo de drogas puede afectar a la función sexual tanto en hombres como en mujeres. Con frecuencia, en las mujeres se interrumpe el ciclo menstrual y en los hombres disminuye la producción de espermatozoides. Las personas que consumen drogas opiáceas durante tiempo también sufren estreñimiento crónico. En términos generales, los toxicómanos pierden peso porque no se alimentan bien por dedicar todo su tiempo la búsqueda de la droga. De lo contrario, las drogas opiáceas en sí no representan un peligro para los sistemas orgánicos, a diferencia de lo que ocurre con el consumo habitual de bebidas alcohólicas.
Nada de esto parece ser muy nocivo, pero hay otras consideraciones de importancia. En cualquier patrón de consumo compulsivo de droga, el consumidor tiende a hacer caso omiso de todo. Lo único que le preocupa es obtener la droga. Por consiguiente, descuida su salud, generalmente no se alimenta bien y sufre otras complicaciones por no cuidarse. Además, los aictos participan a menudo en actividades peligrosas asociadas con la obtención y el consumo de la droga. Muchas mujeres adictas tienen relaciones sexuales sin protección para mantener su drogadicción, aumentando así el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Las drogas opiáceas parecen deprimir el funcionamiento inmunológico, y gran parte de las células inmunes están cargadas con receptores opiáceos.
Consumidores habituales de opiáceos
El resultado sobre cómo afectan los opiáceos en el cerebro de los consumidores habituales deja de ser el habitual. En primer lugar, muchos drogadictos tienen dificultades para tomar decisiones complejas, tienden a hacer malas elecciones y les resulta difícil aprender información nueva. No es seguro si esto es causa o consecuencia del consumo de drogas, pero el hecho de que este tipo de problemas sea más grave en personas que han consumido drogas durante un largo período de tiempo nos indica que es probable que esté relacionado con las drogas. El abuso de estimulantes origina los mismos problemas, lo que sugiere que se deben a los cambios que sufre el sistema de gratificación del cerebro que se activa con ambos tipos de drogas. En segundo lugar, aunque los opiáceos en sí mismos no son particularmente tóxicos para las neuronas, a diferencia del alcohol, la depresión repetida de la respiración causada por el consumo continuo puede producir cambios cerebrales asociados con la hipoxia. Además, un consumo masivo puede llevar a situaciones de sobredosis letal, como con otras drogas letales.
La ONU contra la epidemia de opiáceos
La prevención parece no ser suficiente para hacer frente a la crisis de la drogodependencia, que está creciendo en países como Estados Unidos, por la adicción a opiáceos sintéticos. Por ello, la ONU pide que se dediquen más recursos al tratamiento, la rehabilitación y la reinserción social de los toxicómanos.
En este sentido, la ONU se muestra especialmente preocupada por el aumento de las sobredosis y muertes, que se han multiplicado por cuatro desde 1999 debido a que muchos consumidores de estas drogas no son conscientes de que contienen fentanilo, un opiáceo más potente que la heroína.
Asimismo, la ONU denuncia que las agresivas campañas de promoción de medicamentos que contienen opiáceos están agudizando aún más el problema, destacando la necesidad de adoptar medidas de sensibilización del público y sistemas de vigilancia de la cadena de producción y abastecimiento de medicamentos que están sujetos a prescripción médica.
El consumo de heroína crece en EE UU de manera considerable porque muchos adultos jóvenes buscan mantener la adicción generada por el consumo de opiáceos que les habían recetado para el tratamiento del dolor. En muchos casos, la dificultad para acceder al seguro medico obstaculiza el control de la adicción y la prestación de cuidados y tratamiento adecuados.
El presidente Donald Trump avala estos esfuerzos: ‘Hay gente que entra en los hospitales con un brazo roto y sale adicta a los calmantes”. Según el presidente, hay estados y ciudades, como la de Nueva York, que están actuando ya en este sentido. También surgirió que se imponga la pena de muerte a los narcotrafiantes,ya que algunos países tienen la pena más dura posible y consecuentemente tienen muchos menos problemas con las drogas que nosotros.
La ONU, sin embargo, matiza que las medidas que se adopten para controlar el uso de las drogas deben ser proporcionadas y que cualquier acción debe respetar los derechos humanos. También insiste en que el acceso a los servicios de tratamientos es un elemento del derecho a la salud que debe ser protegido.
Autor: Comunicación Clínicas CITA