Eran mis dos primeros ejercicios de PAE.
Yo tenía el prejuicio de que esta terapia no me iba a servir. Sentía mucha desconfianza y daba por descontado de que conmigo aquello no iba a funcionar.
En el primer ejercicio se trataba de que el caballo me siguiese. Yo le di cariño y le invité a seguirme, y él lo hizo casi inmediatamente, pero sólo avanzó hasta el centro de la pista. Al llegar allí, se dio la vuelta y empezó a alejarse. Yo dudé de si debía ir tras él, pero no lo hice. Luís me preguntó entonces si yo ejercía de líder, si estaba acostumbrado a que me siguiesen en lugar de seguir a los demás, de poner la confianza en los otros. Acertó. No imaginaba que un caballo me permitiera darme cuenta de mis actitudes y comportamientos.
CONTACTAR CON CLÍNICAS CITA AHORA
El segundo ejercicio aún fue más gráfico: consistía en disponer tres obstáculos, a los que yo debía poner un nombre. Los nombres elegidos fueron: La falta de afecto, las drogas y el hecho de no afrontar los problemas. Contaba además con un punto de partida (la edad en que comenzaron mis problemas) y una meta (CITA). El caballo simbolizaba mis ganas de vivir y yo tenía que recorrer el circuito con él.
Estuve un rato perdido, intentando inútilmente mover al caballo. Y me frustré porque no lo conseguía. Entonces Luís me dio el arnés, se lo puse al caballo y recorrí el circuito con más o menos dificultad. Al final, Luís y Chelo me hicieron ver que lo que necesitaba para poder manejar mis ganas de vivir eran las herramientas de aprendizaje que me estaban enseñando en CITA.
Ha sido lo más emocionante que me ha pasado en mucho tiempo. Muchas gracias.
Autor: Comunicación Clínicas CITA