Drogas estimulantes

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Las drogas estimulantes más comunes

Las anfetaminas fueron los estimulantes preferidos desde 1930, cuando fueron por primera vez sintetizados e introducidos en la práctica médica, hasta los años setenta.

Epidemias de consumo intravenoso de anfetaminas hicieron estragos en Japón, después de la Segunda Guerra Mundial, y en Suecia y en Norteamérica durante las décadas de los años sesenta y setenta.

Se trata de un tipo de drogas que engloba muchos compuestos sintéticos, químicamente similares y con el mismo funcionamiento. Incluida la anfetamina misma (permitida primero en inhaladores y en otras medicaciones contra el resfriado), incluye la metanfetamina (‘speed’, ‘cristal’), el metilfenidato (Ritalin) y, de aparición más reciente, una forma de metanfetamina (‘hielo’) que se puede fumar.

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    La actividad farmacológica de las anfetaminas es muy similar a la de la cocaína, aunque no idéntica.

    Las anfetaminas actúan en las vías de recompensa provocando excesiva liberación de dopamina y, de este modo, aumentan la concentración de dopamina en la sinapsis. Los experimentos de discriminación de drogas establecían que sujetos expertos no podían distinguir la cocaína de las anfetaminas.

    La cocaína es una sustancia natural que se encuentra en las hojas de coca. Masticada por los nativos en las tierras altas de los Andes, se dice que la hoja evita la fatiga e incrementa la energía para el trabajo físico. En el siglo XIX, el principio activo, cocaína, fue purificada e identificada su estructura química.

    Se descubrió que era un poderoso anestésico local, especialmente para paralizar las membranas mucosas de la nariz, garganta y ojos.

    De este modo, encontró un uso en la medicina, pero sus efectos en los cambios de humor no pasaron desapercibidos.

    Sigmund Freud negó que fuese adictiva, pero los años de investigación de Lewin documentando el poderoso dominio de la cocaína sobre sus consumidores ayudó a cuestionar los conceptos de Freud.

    Sin embargo, en Europa y más tarde en Norteamérica, se generalizó el uso de la cocaína como un tónico. Todavía en 1900 era un componente de la Coca-Cola y de productos similares. Sus efectos estimulantes eran reconocidos por el público e incluso se referían a la Coca-Cola como una droga.

    La anfetamina es un producto de la industria farmacéutica, un compuesto sintetizado por químicos en el laboratorio. Sin embargo, un descubrimiento en la década de los setenta reveló que la naturaleza fabrica su propia anfetamina.

    Un arbusto del África oriental llamado Khat contiene una sustancia en sus hojas que es casi idéntica a la anfetamina. Sólo difiere en un átomo.

    Las poblaciones nativas de Etiopía y Somalia han masticado hojas de khat desde tiempos inmemoriales. La cathinona es bastante inestable, de modo que las hojas han de ser de brotes frescos y la cathinona se destruye rápidamente en el cuerpo.

    Aunque todos los efectos psicotrópicos, cardiovasculares y tóxicos de la cathinona son idénticos a los de la anfetamina, se metaboliza tan rápidamente que es difícil para el consumidor de khat tener niveles altos e ininterrumpidos en el cerebro.

    La cocaína, junto con otras drogas psicotrópicas populares, especialmente los narcóticos, fue puesta bajo restricciones en 1914. En la práctica médica, la cocaína se usa aún como un anestésico superficial para paralizar membranas mucosas.

    La cocaína continúa usándose como un estimulante ilícito, pero hasta los 80 fe considerada una droga de lujo por su coste y las anfetaminas eran los estimulantes ilícitos que elegían los más desfavorecidos. Cuando el precio de la cocaína cayó, la epidemia de cocaína empezó a extenderse.

    Existen dos formas químicas de cocaína, la sal hidrocloruro y la base libre.

    La cocaína es biológicamente activa en ambas, pero las dos formas tienen propiedades físicas diferentes y se absorben de un modo diferente.

    El hidroclouro de cocaína se disuelve fácilmente en agua. Se aspira por la nariz o se inyecta de forma intravenosa.

    El crack (una forma de base libre de cocaína) no se puede disolver, pero puede fumase, y este hecho, que hace que tenga un uso fácil y eficiente, extendió mucho el mercado ilícito. La cocaína fumada como crack llega al cerebro en unos pocos segundos y la dosis es controlable.

    About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

    doctor

    Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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