En el centro CITA hemos leído dos recientes estudios han descubierto que el alcohol afecta negativamente a la calidad del sueño y que cuánto más trabajemos más predispuestos estaremos a beber.
El primer estudio ha medido la actividad del cerebro de veinticuatro personas que consumieron alcohol durante algunas noches por semana, con un pico mínimo de concentración de alcohol.
Las noches en las que consumían alcohol, los participantes mostraban un patrón de actividad cerebral bastante diferente de aquellas noches en las que se abstenían.
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En concreto, se observó que el consumo afectaba a las denominadas ondas alpha, que, normalmente, son mucho más intensas en las personas que están despiertas y más débiles cuando dormimos.
En cambio, en el grupo de personas bebedoras, los niveles de las ondas alpha se mostraban tan altas en la fase del sueño como durante el día.
La conclusión es que esta descompensación acaba dañando la calidad del sueño. Curiosamente, aunque parece que una copa nos puede ayudar a dormir, también provoca que ese sueño sea de peor calidad.
El segundo estudio, que hemos visto en el centro de desintoxicación CITA, que es un análisis de los datos de otros sesenta informes sobre los hábitos de bebida e incluye los resultados obtenidos acerca de más de 330.000 participantes, ha concluido que hay una estrechacorrelación entre la cantidad de horas que trabajamos y la cantidad de copas que tomamos: aquellos que trabajan más de 48 horas por semana están más predispuestos a formar parte del grupo de personas que beben habitualmente (para formar parte de este grupo las mujeres han de beber, al menos, catorce copas por semana y los hombres, veintiuna).
Autor: Comunicación Clínicas CITA