El consumo de alcohol

El alcohol etílico se obtiene básicamente de la fermentación de vegetales, dando lugar a productos de baja graduación (vino, cerveza), o de la destilación del alcohol etílico (etanol), dando lugar a productos de alta graduación (licores, whisky, ginebra, ron, etc)

Tras su ingesta, el proceso de metabolización del alcohol se realiza principalmente en el hígado, distribuyéndose también por diferentes partes del cuerpo, para pasar luego a la sangre.

el consumo del alcohol

Debido a su actividad depresora del sistema nervioso, el consumo de alcohol puede producir inicialmente una sensación de estimulación, de relajación o euforia, de desinhibición, y de aumento de la sociabilidad, dependiendo de factores como el tipo y la cantidad de alcohol consumido; el peso, género y edad del consumidor; o la tolerancia adquirida. Pero esta sensación es transitoria y la embriaguez pronto da paso a la descoordinación motriz, al adormecimiento de los centros cerebrales, a la merma de las facultades perceptivas e intelectivas, al aturdimiento y somnolencia, y a las náuseas, vómitos y dolores de cabeza, pudiendo llegar al coma etílico.

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    El alcohol tiene un alto grado de toxicidad y genera una dependencia física, rápida y fuerte, al mismo nivel que los opiáceos y muy por encima de la cocaína o el cannabis. El síndrome de abstinencia puede ser muy intenso, llegando al delirium tremens (visiones alucinatorias).

    Además de la embriaguez y del propio síndrome de dependencia, entre los principales problemas de salud generados y/o agravados por el consumo abusivo de alcohol, pueden citarse los efectos sobre el aparato digestivo y gastrointestinal (úlceras, colon irritable); sobre el cerebro, el sistema cardiovascular, neurológico o muscular (hipertensión); la deshidratación; los trastornos sexuales (impotencia, esterilidad) y del embarazo (síndrome alcohólico fetal); la diabetes, la epilepsia y la pancreatitis crónica; la cirrosis y otras enfermedades hepáticas; el desarrollo de determinados cánceres; las alergias; las neurosis, las psicosis, la irritabilidad, la alucinosis o el insomnio.

    Al tratarse de una droga legal, los estudios sobre sus efectos han hecho importante hincapié en las diferencias entre su uso moderado y su abuso. En algunos casos, poniendo de relieve efectos positivos para la salud derivados del consumo moderado de vino y cerveza e incluso whisky. Ello ocurre también con el tabaco e incluso con el cannabis.

    Desde el punto de vista fisiológico, las mujeres presentan una mayor susceptibilidad hepática al alcohol, debido a una menor concentración en la mucosa gástrica de la enzima alcohol-deshidrogenasa. Ello explica que el indicador de la OMS sobre bebedores de riesgo, se sitúe en 40 gramos diarios de alcohol para hombres y en 24 gramos diarios de alcohol para mujeres.

    En el caso de los jóvenes, sus hábitos de consumo de alcohol hacen que algunos efectos, como el síndrome de abstinencia, pasen en principio desapercibidos. En contrapartida, el consumo abusivo de alcohol provoca entre los jóvenes abundantes comas etílicos. La OMS recomienda la abstinencia total para los menores de 18 años, puesto que el riesgo de dependencia en la edad adulta aumenta cuanto más precoz sea la incorporación a ese hábito.

    Otros riesgos asociados al consumo de alcohol tienen que ver con prácticas derivadas de sus efectos euforizantes y depresores:

    • Aumenta el riesgo de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual.
    • Es también un riesgo para la seguridad vial.
    • Es un potenciador del consumo de otras drogas.
    • El alcohol potencia también la agresividad física y psíquica, como se observa en muchas situaciones de violencia familiar y de género.

    About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

    doctor

    Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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