Acto primero
El principio es más o menos así: una cervecita aquí, un vino allí, unos cubatas, un gin-tonic que ahora están muy de moda, y luego un poco más y un poco más y ….. eso que no sabemos que tenemos que se llama salud se va, y eso con suerte, porque igual se va también la familia, el trabajo… Y por hoy ya vale.
Con un poco de suerte vas viendo al que viene a buscarte, La Parca, con su guadañateatral i tétrica.
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Acto segundo
Ya no puedo más. Voy al doctor que me hará preguntas embarazosas a las que tendré que contestar. ¿Qué le diré? ¿Dónde escondo la vergüenza? Ah, y los que no lo saben también se enterarán, claro, y no podré mirar más que al suelo o más abajo…
Acto tercero
Un susto de los de verdad. Te encuentras en el hospital, ahí sí, desnudo, sin mucho que puedas ya esconder, con todas las vergüenzas y miedos en boca de todos, y sin saber como acabará o como de grave es el tema.
Pero ha habido suerte esta vez. A casa al cabo de un tiempo. Evidentemente, no vas a hacer caso a aquellos que te aconsejan ir a un centro de drogo… nosequé, o desintoxicación, o algo así: Imagínate, yo aquí con mi estatus, encerrado con llave entre drogadictos, chiflados, demacrados y demás personajes, y obedeciendo como un chiquillo a todo lo que te dicen. Ni hablar.
Acto cuarto
Pues resulta que acabas en centro de desintoxicación CITA, y buscas y buscas y sólo encuentras lo que ya no existe: una fuerza de grupo que va desnuda como tú, que no esconde ningún problema porque los están perdiendo.
Y encuentras aquello que nuestra avanzada sociedad ha casi perdido: apoyo, que no pena, gente normal, que te ayuda porque ya ha pasado por esto. Normalmente, gente inteligente de presencia estupenda y con espíritu de equipo. Y siempre hay alguien que te ayudará si ve que lo necesitas.
Ah, y caras además alegres, mejores que las de las fiestas de las discos. Y muy distintas, porque son sinceras y nobles.
Y no sabes por qué, pero de golpe tienes la mitad de problemas, aunque resulta que los sigues teniendo, pero los profesionales de CITA te enseñan sutilmente, sin explicártelo, a no esconder los problemas sino a gestionarlos.
Gracias, CITA.
(Continuará)
Autor: Comunicación Clínicas CITA