En CITA, primero fue la gallina y después el huevo

Por primera vez, una de las gallinas de CITA ha puesto un huevo. 

Y ya que estamos hablando de huevos, puede ser útil recordar aquí la apreciación de Lacan de que no se puede hacer una tortilla sin romper el huevo. Cuando se rompe el huevo de lo biológico, nace el hombre –con su libertad- pero también nace el revoltillo de tortilla: desaparecen los imperativos que rigen la conducta animal y uno tiene que tomar sus propias decisiones, decidir los valores y objetivos que guiarán su conducta. Respecto a las drogas y a todas las demás cosas.

El Primer Huevo de CITA, Una Lección Sobre Libertad y Decisiones Responsables

CONTACTAR CON CLÍNICAS CITA AHORA

    Modalidad
    Aceptar la Política de privacidad (requisito obligatorio)]

    Hoy ocurrió algo extraordinario en el corral de CITA: ¡una de sus gallinas puso su primer huevo! Este pequeño evento, aparentemente cotidiano, nos invita a reflexionar sobre uno de los temas más profundos de la existencia humana: la libertad. Y es que, como señaló el psicoanalista Jacques Lacan, «no se puede hacer una tortilla sin romper huevos». Esta analogía, simple pero poderosa, encierra una verdad que va más allá de lo culinario: la transición de lo biológico a lo humano, de los instintos a las decisiones conscientes.

    En este artículo, exploraremos cómo este principio filosófico se conecta con nuestra vida diaria, especialmente en temas complejos como el consumo de drogas y la construcción de valores personales. Prepárate para un viaje que combina anécdotas rurales, teoría psicológica y consejos prácticos para tomar el control de tus elecciones.

    la gallina

    La gallina, el huevo y el nacimiento de la libertad

    Imagina la escena: una gallina de plumaje brillante cacarea con orgullo junto a su primer huevo. En la naturaleza, este acto sería parte de un ciclo instintivo: poner, incubar, repetir. Pero cuando los humanos entramos en escena, todo cambia. Ese huevo ya no es solo un paso en la cadena biológica; se convierte en un símbolo de posibilidades: ¿Lo herviremos? ¿Lo usaremos para un pastel? ¿O lo dejaremos convertirse en un nuevo pollito?

    Aquí es donde Lacan nos da la clave: romper el huevo representa la ruptura con los mandatos automáticos de la naturaleza. Los animales actúan por impulsos programados; los humanos, en cambio, debemos elegir constantemente entre opciones. Esta libertad es nuestro mayor privilegio… y también nuestro desafío más complejo.

     

    La metáfora de la tortilla: ¿Por qué la libertad duele?

    La frase de Lacan no es solo una ocurrencia gastronómica. Al romper el cascarón de lo biológico, emergemos como seres autónomos, pero perdemos la seguridad de los instintos. Ya no hay un «manual» para vivir. ¿Cómo actuar? ¿Qué priorizar? ¿Cómo distinguir lo correcto de lo conveniente?

    Pensemos en las drogas como ejemplo. Un animal jamás consumiría sustancias que lo dañen por placer momentáneo. Su instinto de supervivencia lo impediría. Los humanos, en cambio, podemos elegir conscientemente transgredir nuestro bienestar. Aquí radica el «revoltillo» del que habla Lacan: la libertad nos exige responsabilidad, incluso cuando preferiríamos que otros decidieran por nosotros.

     

    Construyendo valores en un mundo sin recetas

    Si no hay instrucciones preestablecidas, ¿cómo orientarnos? La respuesta está en la ética personal, un concepto que va más allá de las normas sociales. Implica:

    1. Autoconocimiento: ¿Qué me define? ¿Qué me acerca a mi mejor versión?

    2. Consciencia de consecuencias: Cada elección tiene un impacto.

    3. Flexibilidad: Los valores pueden evolucionar con nuevas experiencias.

    Volviendo al huevo de CITA: su dueño podría venderlo, donarlo o intercambiarlo. La opción «correcta» dependerá de sus principios: ¿solidaridad? ¿sostenibilidad? ¿beneficio económico? No hay respuestas universales, solo procesos reflexivos.

     

    Drogas, libertad y el mito del control

    El debate sobre las drogas suele centrarse en prohibiciones o permisividades. Pero bajo la lente de Lacan, el foco debería estar en la calidad de nuestras decisiones. ¿Consumo por evasión? ¿Por presión social? ¿O desde un lugar de autodominio informado?

    La libertad auténtica no es hacer «lo que dé la gana», sino actuar con plena consciencia de los riesgos y efectos. Como advierte el filósofo Byung-Chul Han: «La adicción es la cárcel de una libertad mal entendida».

     

    Cómo «romper huevos» sin crear caos: 3 herramientas prácticas

    1. Pregúntate «¿para qué?» antes de actuar: ¿Este hábito me acerca a mis metas o me aleja de ellas?

    2. Escribe tu código ético: Define 5 valores irrenunciables y revísalos cada 6 meses.

    3. Practica la pausa deliberada: Ante decisiones cruciales, espera 24 horas antes de actuar.

     

    El huevo de CITA y nosotros: ¿Hacia dónde cascaremos?

    El primer huevo de la gallina no es solo una anécdota simpática. Es un recordatorio de que cada día «rompemos cascarones»: al elegir una carrera, al formar una familia, al votar, al decidir qué consumir. La vida humana es una sucesión de tortillas potenciales, algunas deliciosas, otras quemadas, pero todas enseñándonos a cocinar mejor.

    En un mundo que nos bombardea con estímulos y caminos prefabricados, ejercer la libertad con sabiduría es nuestro acto revolucionario. Como diría Lacan: «El precio de la autonomía es la angustia, pero sin ella, solo somos robots con piel».

     

    ¿Y tú? ¿Qué harás con tus «huevos» hoy?

    Si este artículo te hizo reflexionar, compártelo y únete a la conversación. ¿Has enfrentado decisiones donde sentiste el peso de la libertad? ¿Cómo construyes tus valores en un mundo cambiante? Déjanos tus comentarios y sigamos explorando juntos el arte de elegir conscientemente.

    ¿Quieres más contenido sobre psicología aplicada a la vida cotidiana? Suscríbete a nuestro newsletter semanal con tips y análisis exclusivos.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

    Scroll al inicio