7+1 Ideas falsas o falsos mitos sobre el alcohol

Hay ideas sobre el alcohol que se mantienen en la sociedad y que parten de una mínima e inconsistente base científica, pero que son absolutamente falsas.

Sin embargo, muchas veces continúan sirviendo como excusa para el consumo de alcohol, de forma que pretende amortiguarse la conciencia del bebedor con el argumento de que el alcohol no es tan malo o incluso de que tiene ciertas ventajas sobre otras bebidas. Por ejemplo:

Ideas falsas sobre el alcohol

1. Las bebidas alcohólicas son un alimento

Las bebidas alcohólicas están compuestas casi exclusivamente por alcohol y agua. Algunas (vino, cerveza) contienen hidratos de carbono, por lo que aportan un suplemento de calorías que se manifiesta en la ganancia de peso de quienes las consumen. El contenido de vitaminas y minerales es prácticamente insignificante.

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    El alcohol etílico aporta siete calorías por gramo cuando es quemado por el organismo, pero este aparente efecto energético no es comparable al conseguido mediante el consumo de otras fuentes calóricas. Los azúcares, las grasas y las proteínas que se ingieren por encima de las necesidades inmediatas se almacenan en los tejidos

    Pero el organismo no puede almacenar el alcohol, y sólo una mínima parte es eliminada como tal alcohol a través de la orina y la respiración. El resto debe ser quemado para transformarse en otras sustancias de más fácil eliminación. Mientras se produce esta eliminación, el alcohol permanece en la sangre y sigue manifestando sus efectos sobre todo el organismo.

    Si la cantidad de alcohol que es necesario quemar (oxidar) resulta excesiva para los mecanismos normales, principalmente en el hígado, el organismo se ve obligado a utilizar otras vías alternativas que le suponen un importante daño a las células.

    Por tanto, las calorías del alcohol no son útiles para alimentar el organismo ni para servirle de energía durante el esfuerzo físico o cualquier otra función, sino que perjudican su normal equilibrio energético.

    2. El alcohol sirve para combatir el frío

    Cuando se necesita un aumento de energía calórica para el frío son mucho más importantes las calorías que se obtienen a partir de la grasa y los azúcares almacenados en los tejidos.

    Lo primero que se utiliza es el azúcar de los músculos: éstos se contraen bruscamente para quemar esta energía acumulada y tales contracciones se manifiestan en forma de escalofríos. Por otra parte, el alcohol produce una dilatación de todos los vasos sanguíneos situados debajo de la piel, con lo que la cantidad de sangre que llega a estas regiones es mucho mayor de la habitual.

    Al contener más sangre, la piel se calienta, dando la impresión de que el organismo está más caliente, pero sucede lo contrario, ya que se pierde mucho calor a través de la piel y el interior del cuerpo se enfría todavía más.

    3. El alcohol da fuerzas y mejora el trabajo físico

    Para el trabajo físico se necesita la energía muscular, y los músculos no utilizan nunca las calorías del alcohol, sino las suyas propias almacenadas en forma de azúcares dentro de sus células.

    El alcohol presta una falsa sensación de fuerza, porque al actuar sobre el sistema nervioso central bloquea la sensación de fatiga. Sin embargo, la fatiga existe y se va acumulando, pero sin que la persona establezca los necesarios periodos de descanso o el ritmo de trabajo adecuado para que el organismo se recupere.

    Las bebidas alcohólicas tampoco sirven para compensar las pérdidas de agua y minerales que se producen durante el esfuerzo físico, laboral o deportivo.

    4. El alcohol es estimulante del apetito

    Si se quiere estimular el apetito, existen otros productos nada relacionados con el alcohol.

    5. El alcohol puede ser una medicina

    Se dice que una pequeña cantidad de alcohol mejora la circulación sanguínea, eleva la tensión arterial en las personas hipotensas y puede calmar pequeños dolores. En muchos de estos casos, los efectos del alcohol no pasan de ser meramente psicológicos. S

    í es cierto que una cantidad moderada de alcohol produce una dilatación de los vasos sanguíneos y que eso puede mejorar momentáneamente algunos síntomas circulatorios, pero su efecto es pasajero y hay medicamentos para tratar estas enfermedades que carecen de los riesgos inherentes al consumo de alcohol.

    Es además muy importante saber que hay efectos secundarios, a veces gravísimos, con el uso simultáneo de alcohol y ciertos fármacos.

    6. Para que pase la borrachera es bueno tomar café solo

    El café contiene cafeína, un estimulante del sistema nervioso central. La cafeína despierta al sujeto ebrio, pero no le vuelve sobrio. Además, la cafeína reduce la sensación de fatiga, pero no elimina los efectos del alcohol sobre el cerebro.

    7. Cada persona es capaz de controlar la cantidad de alcohol que toma

    En el caso del alcohol, se trata justamente de una droga que altera las capacidades mentales de quien lo consume. Además, en el consumo de alcohol intervienen otros factores que limitan la capacidad de juicio de una persona.

    Por un lado, se bebe generalmente en grupo. Por otro, en muchas ocasiones la ingesta de alcohol está fomentada por la existencia previa de tensiones emocionales o de problemas de relación, y eso representa una desventaja a la hora de enjuiciar el comportamiento posterior.

    8. El consumo de alcohol nos permite entablar relaciones sociales

    El uso de alcohol promueve en las personas una conducta despreocupada, irresponsable y fuera de la realidad. El alcohol es fundamentalmente un depresor del sistema nervioso central y de sus capacidades más elevadas.

    El efecto estimulante inicial sobre el cerebro es muy transitorio, por lo cual los sentimientos de euforia, facilidad de expresión, simpatía o espontaneidad, que serían los que propiciarían aquellas relaciones sociales, son falsos y siempre en el límite peligroso de desbordarse hacia otras actitudes verdaderamente antisociales.

    About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

    doctor

    Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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