La cocaína es el resultado de un proceso químico que se obtiene a partir de la hoja de coca.
Si bien es una de las drogas más antiguas que existen la coca no siempre se ha utilizado con ese fin. La hoja de coca se utiliza desde hace siglos como planta medicinal, siendo la cocaína un alcaloide contenido en la hoja de la coca.
Está demostrado que la hoja de la coca no provoca adicción ni tiene efectos nocivos para la salud. El problema de la cocaína empieza al extraer el alcaloide de la hoja, procesarlo y comercializarlo ilegalmente. La introducción de nuevas formas de consumo (esnifada, fumada, inyectada…) aceleraba los efectos de la cocaína, al mismo tiempo que se aumentaba el riesgo de adicción y dependencia.
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En la década de los 90 la cocaína fue considerada la droga de los ricos. Se la vinculaba con gente de elevado poder adquisitivo y con un nivel cultural alto.
Aunque todavía se asocia su consumo con un grado de éxito y prestigio social, la imagen de la cocaína está cambiando. Los adictos a la cocaína se predisponen a la fiesta, las discotecas, los fines de semana, la noche…, ya que disminuye el cansancio. La principal característica que se le atribuye a la cocaína es que desinhibe y facilita la diversión, las relaciones interpersonales y la comunicación.
La forma más común de consumirla es aspirándola por las fosas nasales. También se puede consumir fumándola, bien en cigarrillos o en pipas; para este fin se elabora una pasta de cocaína llamada “basuko”.
La forma más adictiva y peligrosa de consumirla es el “crack”, ya que su efecto es más rápido, intenso y breve. En los últimos tiempos se ha popularizado la mezcla de heroína con cocaína, una mezcla que multiplica gravemente los peligros del consumo.
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Autor: Comunicación Clínicas CITA