El Jägermeister, un licor alemán elaborado con 56 tipos de hierbas y con un 35% de contenido alcohólico, es la octava marca de bebidas premium más vendida del mundo. Ahora, su consumo crece en nuestro país.
Jägermeister anestésico
El licor se exhibe en una caja denominada ‘tap machine’, que llama la atención por su luz roja, cuya función es la de mantener la bebida muy fría al tiempo que sirve como dispensador. El licor, por su parte, se sirve en vasos de chupito y a temperaturas que rondan los -20ºC.
Jägermeister significa en alemán maestro cazador y es un termino creado en 1934 para nombrar a los guardabosques y altos forestales de la administración pública germana. En aquella época, un cazador utilizó esta palabra para bautizar una bebida que tenia la función de ayudar a sobrellevar las frías noches de los cazadores germanos.
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Con una fórmula que se ha guardado en secreto, la comercialización del Jägermeister comenzaría en 1935 como un remedio eficaz contra la tos y los problemas digestives. Durante la Segunda Guerra Mundial, este licor adquirió un gran protagonismo entre las tropas alemanas al ser utilizado como anestésico y como desinfectante.
El propio Hermann Göring contribuyó a su popularización entre los altos cargos del III Reich.
Su singular logotipo (la cabeza de un ciervo con una cruz en medio) guarda relación con la ‘Leyenda de San Huberto’, basada en la historia de un muchacho que dedicaba gran parte de su vida a aniquilar cuantas especies salieran a su paso. Un día se cruzó en el bosque con un preciado ciervo blanco.
Pero cuando se disponía a matarlo, observó entre el astado una cruz y sus dedos se quedaron petrificados en el gatillo de la escopeta. Desde aquel momento, decidió abandonar sus malas prácticas y luchar por la implantación de una caza regulada.
Sin embargo, el Jägermeister tiene también sus riesgos. Si se consume a altas dosis, sus efectos en el organismo son imprevisibles.
About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas
Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.
Autor: Comunicación Clínicas CITA