La meditación y el yoga, terapias complementarias

Desde su creación, en el centro de desintoxicación Clínicas CITA siempre hemos contado con aquellas terapias complementarias que ofrecían una garantía para que el proceso terapéutico pudiese ser lo más eficaz posible. Treinta años después, la mayoría de los centros de tratamiento de adicción a las drogas y a las adicciones comportamentales cuentan en su programa con actividades dirigidas de yoga y meditación.

Ahora, una nueva noticia viene a refrendar la idoneidad de esta elección: El Hospital General de Massachussetts y de la Facultad de Medicina de Harvard, ha intentado determinar científicamente los beneficios de esta práctica, concluyendo que meditar, además de reducir el estrés y generar relajación, produce cambios significativos en el cerebro.

Por ejemplo, al valorar las capacidades cerebrales de un grupo de personas que estaba meditando regularmente desde hacía mucho tiempo, observaron que su corteza sensorial tenía una mayor cantidad de materia gris, lo que implicaría una mayor capacidad para un correcto funcionamiento de los sentidos. Otra diferencia es que estas personas también tenían más materia gris en la parte del cerebro vinculada a la memoria del trabajo y a la toma de decisiones.

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    Meditar y capacidad cerebral

     

    Y para comprobar que efectivamente existía una relación de causa-efecto entre la actividad de meditar y de practicar yoga con un mayor potencial cerebral, constituyeron un nuevo grupo de personas que no nunca habían practicado estas disciplinas y les propusieron dos meses de práctica. Después de este tiempo, se constató también en este grupo cambios neurológicos significativos, como el aumento del grosor de las zonas del cerebro implicadas en actividades como la capacidad de regular emociones y sentimientos, la memoria, la capacidad de aprendizaje, la atención, la percepción del dolor, las relaciones sociales, la empatía…, reduciéndose en cambio la parte cerebral que está relacionada con la ansiedad, el miedo y el estrés.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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