En el centro de desintoxicación hemos leído que según un estudio de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD) y de la Fundación Mapfre, cerca del 64% de los españoles de entre 16 y 30 años admite que, durante los últimos seis meses, se ha subido a un coche en manos de alguien que había bebido alcohol.
Además, un 32% reconoce que se ha montado en un vehículo con un conductor que había consumido cannabis, un 10% con uno que había ingerido cocaína o speed; y un 5% con uno que había tomado éxtasis, anfetaminas o alucinógenos. Actualmente, el porcentaje de positivos de drogas entre conductores es superior al de alcohol.
El documento también revela que uno de cada tres automovilistas de entre 18 y 30 años admite que ha conducido después de haber bebido sustancialmente alcohol; un 10% después de tomar marihuana o cannabis; un 4,3% después de cocaína y speed; y un 3,8% después de éxtasis, anfetaminas o alucinógenos.
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Y aunque son conscientes del riesgo de asociar drogas y alcohol a la conducción, este reconocimiento queda minimizado en la práctica.
Concretamente, el perfil de mayor riesgo entre los jóvenes se corresponde con el de un hombre con más de cinco años de carné. Y menos de la mitad de las sanciones tramitadas por la Guardia Civil por consumo de droga al volante se impusieron a menores de 30 años. Por tanto, el consumo de estas sustancias no es un problema exclusivo de esta franja de edad.
Según los datos del Instituto Nacional de Toxicología, el 39,09 de los conductores muertos en 2014 habían bebido o tomado algún estupefaciente. Y, según los cálculos de la DGT, si se erradicara estas sustancias de las carreteras se evitarían 900 muertes al año por accidente de tráfico.
Autor: Comunicación Clínicas CITA