Las chicas Disney, nacidas para ser princesas, a menudo pierden sus coronas. La última en hacerlo ha sido Debby Ryan, más conocida como Jessie Prescot, la protagonista de la serie Jessie, de Disney Chanel. Su pecado: ser detenida por conducir en estado de embriaguez por el centro de la ciudad de Los Ángeles. Debby Ryan acabó chocando contra otro vehículo después de realizar algunas maniobras peligrosas con su vehículo. Al presentarse la policía y hacer las pruebas para valorar la tasa de alcohol, Debby dio positivo y fue arrestada. Tras haber abonado la fianza, la actriz, ídolo de adolescentes, se encuentra a la espera del juicio, donde deberá enfrentar cargos bastante graves, ya que además de haber provocado el accidente, causó lesiones al conductor del otro coche.
De momento, parece tratarse de un acto de irresponsabilidad, pero es que la factoría Disney acumula ya diversos casos de adolescentes que encajaron mal la fama y el éxito prematuros.
Recordemos, por ejemplo, a Lindsay Lohan, actualmente en franca decadencia profesional a pesar de haber sido una estrella infantil durante casi una década. Lohan ha tenido que ingresar en los últimos años en algunos centros de rehabilitación por sus problemas con el alcohol, las drogas y la justicia.
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Otro caso sonado es el de Brittney Spears. Antaño princesa del pop, pero que incluso ha estado a punto de perder la custodia de sus hijos. ¿El motivo? El alcohol y otras drogas.
Miley Cyrus también podría engrosar esta lista. La joven actriz y cantante cumula más escándalos y provocaciones que premios y nunca ha negado su defensa del uso recreativo del cannabis.
Autor: Comunicación Clínicas CITA