La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), a través del Centro Reina Sofía, ha publicado los resultados de un estudio sobre el consumo de drogas de distintos grupos de jóvenes madrileños de entre los 16 y los 27 años.
‘Sudar material. Cuerpos, afectos, juventud y drogas’ es el nombre de esta investigación sobre la manera en que estos jóvenes entienden y viven el exceso en el consumo de drogas y alcohol y por qué acaban transformando el ocio en verdaderos maratones de fiesta al límite.
La investigación ha durado 16 meses y su objetivo era entender por qué mientras el consumo habitual de alcohol y drogas entre jóvenes se mantiene constante o desciende, el consumo excesivo, en cambio, aumenta y se inicia a edades más tempranas.
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Una de las conclusiones del documento es que los jóvenes que toman drogas utilizan ahora la sofisticada estrategia del desfase faseado para conseguir lo que ellos mismos definen como un descontrol controlado o un puntillo, y que consiste en dosificar la ingesta de psicoactivos (drogas y especialmente alcohol) a lo largo de la noche para poder nivelar sus efectos, y en utilizar consumos ‘instrumentales’ para regular el subidón y el bajón. Así, el consumo de fin de semana se inicia en casas particulares o bares, con consumos suaves, para pasar a un consumo mayor en discotecas hasta alcanzar el desfase faseado. Los consumos finales suelen ser de nuevo suaves, por la mañana, y en casas particulares.
Los jóvenes acostumbran a valorar positivamente el hecho de consumir estupefacientes los fines de semana, para alcanzar un estado en el que se puedan maximizar las ventajas atribuidas al consumo de estas drogas (desinhibición, euforia, sociabilidad), diferenciándolo del consumo ‘negativo’ de los consumidores diarios adictos y también de un consumo excesivo en el que ya no se es capaz de mantener el control y que puede degenerar en situaciones indeseadas de desinhibición, en pérdida de la noción del espacio y el tiempo, y en estados de enajenación mental, agresividad, o malestar físico y mental.
Los jóvenes acuden a raves o macrodiscotecas principalmente para encontrar la felicidad de un buen ambiente y la diversión en grupo. En este contexto, hacen un consumo intensivo para buscar experiencias placenteras, nuevas y transgresoras en contraposición a la rutina de la vida cotidiana. Y buscan experiencias compartidas, consumos colectivos que refuercen la pertenencia al grupo y lo consoliden. Lo contrario, el consumo individual, se considera un consumo adictivo y perjudicial.
Una de las conclusiones del estudio es que toda estrategia para reducir los daños del consumo abusivo de drogas y alcohol, debería pasar por escuchar a los jóvenes, de modo que no puedan deslegitimar el discurso contra las drogas de los adultos por hipócrita, ya que el exceso en el consumo de drogas y alcohol no es un problema exclusivo de los jóvenes. Otra de sus conclusiones es la necesidad de invertir en educación para el autocontrol y de ofrecer una información veraz sobre los riesgos de los consumos.
Autor: Comunicación Clínicas CITA