Taller de Clínicas CITA: La buena noticia es que nadie puede hacerte infeliz

En el centro de desintoxicación cita ya sabéis que utilizamos numerosos textos e  nuestros talleres, compartimos este sobre la facilidad.

‘La pareja no tiene la capacidad de hacernos infelices, aunque en ocasiones parezca que sí, especialmente en momentos de dolor, pérdida, disputas, desencuentro o frustración. En una relación podemos vivir u amplio abanico de sentimientos, entre ellos el sufrimiento y el desamor, pero no tenemos por qué ser víctimas de ello, ya que nuestro camino y nuestro destino siguen siempre íntegros en nuestras manos. No sólo importa lo que vivimos, sino nuestra actitud ante lo que vivimos.

cenro de

Ésa es la buena noticia: a pesar de los malos momentos, en realidad nadie tiene el poder de hacerte desgraciado, pues siempre queda en tus manos decidir cómo vas a vivir las cosas, el sentido que les darás, y la posibilidad de orientarlas en la dirección de lo positivo y útil.

CONTACTAR CON CLÍNICAS CITA AHORA

    Modalidad
    Aceptar la Política de privacidad (requisito obligatorio)]

    No parece un buen negocio hacer depender nuestro bienestar de otro, dándole y a la vez cargándole con ese poder. La felicidad depende, pues, principalmente de nuestra actitud y estado ante lo que nos toca vivir. En particular, depende de que con nuestra actitud logremos evitar instalarnos en el victimismo, el resentimiento, la venganza, la queja, el hedonismo, el orgullo, el temor, la avaricia, el afán de notoriedad, la riqueza desmedida, la pereza espiritual, etc.

    La felicidad también depende de que permanezcamos en la fuerza real que viene de reconocer nuestra responsabilidad, esto es, nuestra capacidad de respuesta en todo momento. Los falsos poderes abocan inevitablemente al sufrimiento y hacen sufrir a los demás. Es más feliz quien actúa como discípulo de la realidad y de los hechos, y los aprovecha para bien propio y de la vida. Es más feliz quien, en lugar de quejarse y sufrir resignadamente, toma posición, orienta sus acciones, genera esperanza y dibuja u futuro prometedor; en definitiva, quien no se convierte en víctima.

    Por tanto, la pareja no puede hacernos infelices en un sentido estricto, pues la felicidad es un estado interior que en última instancia sólo depende de uno mismo. No obstante, de vez en cuando nos olvidamos de todo ello y pretendemos que la pareja se convierta en el remedio para todos nuestros males y carencias afectivas. Nos des-responsabilizamos, ponemos nuestro destino en manos ajenas y renunciamos a una parte fundamental de nuestra libertad y de nuestro ser. Y no somos conscientes de que, al pensar y obrar de este modo, otorgamos al otro un poder que no le corresponde y que incluso le puede resultar un fardo pesado; un poder que, en cualquier caso, es un lastre para la pareja.

    Conviene asumir también que la felicidad no significa placer ni éxito, ni ausencia de dolor o de frustración. La felicidad es otra cosa: una sintonía con el aroma del ser esencial y con la fuerza de la vida, un sí incondicional  a todas sus dimensiones, un vivir conforme a nuestras predisposiciones y un entablar vínculos ricos y significativos con los demás.

    Entonces, si sabemos que no podemos pedir la plena felicidad a nuestra pareja, ¿quién es ese que, en nuestro interior, la reclama y se empeña en encontrar exigencias y argumentos desdichados porque la realidad no se asemeja a sus sueños? ¿Quién escribe intensos dramas con brillantes aunque fatales argumentos? Pues ni más ni menos que el niño que sigue vivo en nosotros. Si la letra de tantas y tantas canciones románticas fuera el sensor que nos informara de los asuntos emocionalmente claves en las relaciones de pareja, el resultado sería inequívoco: la pareja tendría poder sobre la vida y la muerte y, además, supondría el sentido de la vida. Escuchamos, por ejemplo: ‘No puedo vivir sin ti’, ‘Me moriría si te vas’, ‘Sin ti nada tiene sentido’, etc. Si analizamos con cuidado esas frases, veremos que sólo pueden venir de un niño. Para un niño podrían ser frases reales, pues a tan corta edad la ausencia de la madre o de los padres se vive como un infierno. Su dependencia es tan grande que, sin ellos siente que no lograría sobrevivir o que no tendría sentido vivir: si ellos podría morir, literalmente. Así que el mensaje popular que puebla estas canciones se refiere al amor de pareja en su versión infantil.

    Como he dicho, somos mamíferos y necesitamos el contacto y la mirada para sentir que vivimos.

    Cuando se trata de la pareja, hay que preguntarse sobre la calidad de ese amor: ¿Es posible llegar a implicarse real y profundamente y construir bienestar en una relación sostenida por dos niños? ¿Es la pareja una relación materno/paterno-filial o una relación entre adultos? ¿Qué es legítimo y razonable pedir y esperar en una relación de pareja y qué no? ¿Qué corresponde al niño y qué al adulto?’

    (Joan Garriga)

    About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

    doctor

    Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

    Scroll al inicio