Prevención de Recaídas: Abstinencia y Recaída
Dejar de consumir es una gran decisión, difícil de tomar y que implica un cambio profundo en muchos órdenes de la vida. Sin embargo, no es esta etapa la más complicada, sino la siguiente, que es la de sostener esa decisión a través del tiempo.
Sostener la abstinencia está íntimamente ligado con la posibilidad de la recaída. Esta posibilidad, de la que en general se habla poco y en la que muchos pacientes prefieren no pensar, está presente dentro del proceso de recuperación. Obviar su importancia y el papel que juega dentro del recorrido general, promueve el desconocimiento y multiplica las posibilidades de que suceda.
Una de las ideas más importantes que hay que tener en cuenta para prevenir las recaídas es la siguiente: La abstinencia no es sinónimo de recuperación.
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Dejar de consumir, como hemos dicho, es un gran paso, pero es solo el primero. Se necesitan más esfuerzos y trabajo para alcanzar la recuperación.
Dejar de consumir abre la posibilidad de comenzar con la tarea más importante, que es la del trabajo personal. Sin esta segunda parte, la abstinencia se sostiene durante un tiempo, pero luego cae.
Si es correcta la hipótesis de que el consumo y el tóxico vienen al lugar de apartarnos de pensamientos, sensaciones o situaciones penosas, entonces solo con quitar del medio el tóxico no resolvemos esas situaciones que se han querido evitar.
Por esto, es muy importante sostener la abstinencia, pero más importante es aún el trabajo personal.
Mitos acerca de las recaídas.
Siguiendo el libro Querer no es poder y el testimonio de ex pacientes, presentamos aquí una serie de creencias falsas que se tienen en relación a las recaídas y que contribuyen a que sucedan.
- La recaída es señal del fracaso de la recuperación: tener una recaída no implica que todo lo que se ha hecho no ha servido de nada y que se está irremediablemente condenado a recaer una y otra vez. Esto es falso y en muchas ocasiones funciona sólo como una autorización a desatar el consumo indiscriminado. Para utilizar una metáfora sencilla, si se está aprendiendo a montar en bicicleta, tener una caída no implica que nunca se podrá aprender y montar con habilidad.
- La recaída es un indicio de una falta de motivación: la tendencia a reincidir es muy común. No podemos olvidar que una adicción es algo difícil de tratar y desarmar. El consumo es algo construido durante mucho tiempo y no puede desmontarse de un día para el otro sin dar pasos atrás en ocasiones.
- La recaída es impredecible e inevitable, ataca sin previo aviso: las recaídas avisan. Se anuncian en pequeños signos que el paciente puede identificar si es lo suficientemente sincero consigo mismo. Son pequeñas señales que sabe que lo están acercando a un nuevo consumo. Entonces, las recaídas no son impredecibles, se pueden ver venir y de ese modo evitarlas.
- La recaída solo implica el uso de la droga habitual: esto es falso también. Dejar un tóxico que se utilizaba de manera adictiva y reemplazarlo por otro es recaer del mismo modo.
- Una recaída cancela todo el progreso realizado: tener una recaída, como hemos dicho, no cancela todo lo hecho hasta el momento. Si se ha estado durante dos años sin recaer, eso no se olvida, como tampoco se olvida que se ha podido identificar el uso y la función del tóxico. Una vez comenzado un tratamiento, ya nada puede ser igual. Estamos advertidos y no podemos alegar desconocimiento frente a las causas y consecuencias del consumo.
- Si una recaída no es el fin de la recuperación, entonces está bien tener alguna: esta es otra falsa idea para justificar el deseo de volver a consumir. Una recaída es algo muy serio, no es solo un pequeño contratiempo. Una recaída puede ser un momento delicado en donde las cosas se ponen a prueba y del que se puede salir adelante, pero también puede ser todo lo contrario, una recaída puede ser parte de un reinicio del consumo en todo regla.
Reducir la vulnerabilidad a las recaídas.
Varios son los factores que aumentan las posibilidades de una recaída. Aquí puntuamos algunos ejemplos:
- Ciertos estados físicos: agotamientos, hambre, dolor o enfermedad.
- Acontecimientos o momentos angustiosos: presiones laborales, problemas de relación, problemas de pareja, crisis económicas.
- Estados de ánimo: cólera, vergüenza, culpa, ansiedad, depresión, euforia.
- Personas, lugares y cosas: situaciones en donde el acceso a la droga es sencillo.
Estas son algunas claves para poder fortalecerse frente a una situación de riesgo.
- No se esconda: afrontar los problemas y resistir la tentación de escapar de ellos.
- Ponga sus problemas en perspectiva: intentar pensar en las verdaderas consecuencia de un problema puede ayudar a quitarle importancia.
- Hable al respecto de sus problemas: compartir las inquietudes con las personas de confianza es una gran herramienta para redefinir las dificultades.
- Hágase responsable: los problemas pueden ser causados por otras personas, pero si nos afectan directamente, no podremos obviarlos y algo tendremos que hacer. Culpar a los otros no soluciona nada.
Estas claves apuntan todas en una misma dirección, la de la responsabilidad del sujeto frente a sus dificultades.
Autor: Comunicación Clínicas CITA