Testimonio de un paciente anónimo

No sé si me recordarás. Ingresé en tu clínica hace ya un tiempo. Fue el último recurso de unos padres asustados que quisieron intentarlo una vez más.

Terminé el tratamiento e intenté reanudar mi vida. Pero como siempre, tan complejo todo, que no sabía por dónde empezar. Por supuesto, que tuve problemas.

En la última reunión, de veteranos que asistí, pedí a un compañero trabajar con él, no recuerdo el motivo que me empujó, pero probablemente me inquietó más la idea de trabajar con alguien distinto, que el hecho de aprender a sostener mi vida.

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    Desde aquel entonces hasta hoy, han sucedido muchísimas cosas, 1000 milagros. Cualquier persona cuerda, querría leerse mi vida ya que erizaría su piel.

    A todo esto, el principal motivo de este escrito no es fanfarronear, sino agradecer. Agradecer y agradecerte, que lo que tú creaste en tu día, salvó mi vida. Gracias a todo, a todo ello, hoy soy Papá, un gran hombre y muy, pero que muy feliz.

    Mi mas sincera y eterna gratitud a ti y a tus logros, ya que gracias a todos ellos, convertí mi pasaje por la vida en una epopeya.

    Gracias, gracias y más gracias

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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