Es importante para conocer la historia real de un expaciente de Clínicas CITA antes de ingresar, cómo una persona que ha estado 30 años consumiendo heroína acaba recurriendo al tratamiento profesional para abordar su enfermedad definitivamente.
‘En mi caso empecé tarde. A los 17 años, probé la heroína. Digo tarde porque resistí varios años sin hacerlo: con 14 todos mis colegas se estaban metiendo ya’. Pedro nació y creció en el madrileño barrio de Usera.
‘La primera vez la inhalé con un amigo. Fue una experiencia maravillosa, un colocón de paz y placer. La segunda vez ya me pinché’. Era 1988 o 1989, no recuerda exactamente. ‘Desde entonces nunca la he dejado. No puedo. Ni me lo planteo’.
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Sí ha conseguido Pedro controlar la forma de drogarse. ‘Me inyecto dos veces al día. He conseguido que, con esas dos veces, sea suficiente. Pero como me pase la hora, me vuelvo loco. Me inyecto por las mañanas y cada noche’.
No siempre fue tan sencillo de explicar. Pedro tiene ahora 47 años y recuerda en lo que se convirtió su vida cuando acababa de cumplir 20. ‘No existía nada en la vida que no fuera el siguiente chute. Me llegué a inyectar en el escroto. Y cada vez necesitas más y todo lo que no sea estar colocado era perder el tempo. Entonces la heroína era mejor, ahora es una mierda’.
Pedro es portador de VIH y hepatitis. Trabaja con un contrato parcial y su salud es precaria. ‘Estoy muy flaco y tengo problemas en la boca, llagas y esas cosas. ¿Dejarlo? Se te pasa por la cabeza, pero es que no puedo. No me merece la pena el sufrimiento del monazo’.
Pedro opina que la heroína está volviendo a las calles en mayor medida. ‘Yo sí creo que hay más. Hay más cantidad. No es lo de los años 80, claro, porque hay más controles y eso. Pero yo creo que sí está creciendo’.
About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas
Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.
Autor: Comunicación Clínicas CITA