La vida verdadera se vive cuando ocurren cambios diminutos.
Aquí he vivido muchos momentos que me han llenado de felicidad: animar a un compañero con una palabra o con un gesto, pasar un fin de semana administrando el aburrimiento, apreciar cada momento y la compañía de quienes están a tu lado.
Aquí me han enseñado a usar las herramientas para aprovechar el tiempo, para escribir mi primer diario, para sentarme y observar el entorno, para escuchar una buena música, para aprender a estar solo y sin miedos, para no dar vueltas a lo mismo, para leer, para apoyar a quien está pasando un mal momento, para dar cariño, para prestar atención, para valorar el esfuerzo de quien ha hecho posible que yo esté aquí.
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Me llevo una maleta llena de buenos valores, amistades, compañerismo, alegrías, y el recuerdo de todos los profesionales. Entre todos me han ayudado a superar mi adicción y me han enseñado a quererme y a vivir mi vida con seguridad y fuerza. Casi lo hemos conseguido. Me llevo una maleta de gran valor, una maleta que siempre guardaré. La vida es fantástica y como tal la voy a vivir. La vida me espera al cruzar una puerta que siempre recordaré como mi salvación y que un día volveré a cruzar para recordar con vosotros estos buenos momentos.
Autor: Comunicación Clínicas CITA