Entrevista. La adicción a las nuevas tecnologías

La Adicción a las Nuevas Tecnologías: ¿Alarma Nuevo o Viejo Fantasma Revestido? Un Análisis Profundo con José María Fábregas

 

La intervención de José María Fábregas, director de las prestigiosas Clínicas CITA, en Radio Euskadi, sobre la adicción a las nuevas tecnologías, plantea preguntas fundamentales que resuenan en nuestra sociedad hiperconectada. ¿Es este un fenómeno radicalmente nuevo, o simplemente la última encarnación de un miedo recurrente ante lo desconocido? ¿Podemos hablar de una verdadera adicción en el sentido clínico? ¿Qué fuerzas impulsan esta dependencia y cómo se manifiesta en nuestro día a día? Vamos a desentrañar estas cuestiones, ampliando significativamente la reflexión iniciada en ese valioso corte de audio.

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¿Realmente es Algo Nuevo? El Eco Histórico del Pánico Tecnológico

La idea de que las nuevas tecnologías nos corrompen o nos vuelven adictos no es novedosa. Recordemos:

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    1. La Imprenta y las Novelas: En su época, se temía que la lectura excesiva de novelas (una nueva tecnología de difusión masiva) llevara a la pereza, la inmoralidad y la alienación de la realidad, especialmente en mujeres y jóvenes.

    2. El Telégrafo y el Teléfono: Se criticaba su capacidad para acelerar la vida, crear ansiedad por la respuesta inmediata y socavar las interacciones cara a cara.

    3. La Radio y la Televisión: Quizás el paralelismo más claro. Se acusaba a la TV de «comerse» el tiempo familiar, fomentar el sedentarismo, adoctrinar a los jóvenes, crear adicción al entretenimiento pasivo y reducir la capacidad de atención. El concepto de «caja tonta» reflejaba este temor.

    4. Los Videojuegos: La llegada de las consolas y los ordenadores domésticos desató preocupaciones idénticas: aislamiento social, violencia, pérdida de tiempo productivo y, sí, adicción. Se hablaba de «droga electrónica».

    Entonces, ¿qué es diferente ahora con la adicción a las nuevas tecnologías?

    La diferencia crucial radica en la ubicuidad, la inmediatez y la personalización extrema de los dispositivos actuales (smartphones, tablets) y las plataformas que alojan (redes sociales, juegos online, apps de mensajería, streaming):

    • Acceso Constante: El dispositivo está siempre con nosotros, en el bolsillo o la mano. No hay «desconexión» física como apagar la TV o guardar la consola.

    • Diseño Adictivo: Las plataformas utilizan sofisticadas técnicas basadas en la psicología del comportamiento (recompensas variables, notificaciones, scroll infinito, «likes») explícitamente diseñadas para maximizar el tiempo de uso y crear hábitos compulsivos. Es una «persuasión» constante.

    • Hiperconectividad Social: La tecnología media ahora nuestras relaciones más íntimas. El miedo a perderse algo (FOMO – Fear Of Missing Out) es un potente motor de uso constante.

    • Fusión con la Vida Diaria: No es solo ocio; es trabajo, estudio, banca, compras, salud, citas… La línea entre uso funcional y uso problemático se difumina enormemente.

    ¿Se Puede Hablar de Adicción en Sentido Estricto? El Debate Clínico

    Esta es una pregunta central que José María Fábregas, como experto en adicciones, aborda con autoridad. La respuesta es un «sí» cada vez más consolidado, aunque con matices:

    1. Criterios de Adicción: Los comportamientos compulsivos hacia las tecnologías comparten características esenciales con las adicciones a sustancias:

      • Pérdida de Control: Incapacidad para reducir el tiempo de uso a pesar del deseo o los intentos.

      • Síndrome de Abstinencia: Ansiedad, irritabilidad, inquietud, incluso síntomas físicos (como temblores leves) cuando no se puede acceder al dispositivo o a internet.

      • Tolerancia: Necesidad de aumentar progresivamente el tiempo de uso para obtener el mismo nivel de satisfacción o alivio.

      • Consecuencias Negativas: Deterioro significativo en áreas vitales: rendimiento académico o laboral, relaciones familiares y sociales, salud física (problemas de sueño, vista, postura), salud mental (ansiedad, depresión, baja autoestima).

      • Preocupación: Pensamientos constantes sobre la actividad online o la próxima oportunidad de conexión.

    2. Reconocimiento Oficial: Aunque aún se debate su categorización exacta, organismos clave avanzan:

      • La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el «Trastorno por juegos digitales» (Gaming Disorder) en la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades) en 2018, reconociendo la adicción a los videojuegos.

      • El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) de la Asociación Americana de Psiquiatría incluye el «Trastorno de Juego en Internet» (Internet Gaming Disorder) como condición para estudio, señalando su potencial adictivo.

    3. Adicción Conductual: La adicción a las nuevas tecnologías se encuadra principalmente en el ámbito de las adicciones conductuales o sin sustancia, al igual que la ludopatía o la adicción al sexo o las compras. El objeto de la adicción no es una droga, sino una conducta o experiencia reforzante.

    ¿Qué Provoca Esta Adicción? Un Cóctel de Factores

    La adicción a las nuevas tecnologías no surge de la nada. Es el resultado de una compleja interacción:

    • Diseño Tecnológico: Como se mencionó, las plataformas están diseñadas para enganchar mediante mecanismos neuropsicológicos (liberación de dopamina por recompensas impredecibles).

    • Vulnerabilidad Individual: Factores como la ansiedad social, la depresión, el TDAH, la baja autoestima, la impulsividad o la falta de habilidades de afrontamiento pueden hacer a ciertas personas más susceptibles.

    • Refugio Emocional: Las tecnologías pueden usarse para escapar de emociones negativas (soledad, aburrimiento, estrés, tristeza), creando un ciclo de dependencia.

    • Presión Social y FOMO: La necesidad de pertenencia, de estar al día, de no perderse eventos o conversaciones, es un poderoso impulsor, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes.

    • Ambiente Familiar y Educativo: La falta de límites claros, la ausencia de modelos de uso saludable, o la propia dependencia de los padres hacia la tecnología, normalizan y facilitan el uso excesivo.

    • Accesibilidad y Normalización: La omnipresencia de los dispositivos y la presión cultural por estar «siempre conectados» dificultan establecer barreras sanas.

    ¿Cómo se Manifiesta? Señales de Alarma de la Adicción a las Nuevas Tecnologías

    La adicción a las nuevas tecnologías no siempre es evidente, pero hay patrones reconocibles:

    • Nomofobia: Miedo intenso e irracional a estar sin el móvil o sin cobertura/batería.

    • Phubbing: Ignorar a las personas del entorno físico (familia, amigos) por estar pendiente del móvil.

    • Vamping: Usar dispositivos hasta altas horas de la noche, sacrificando horas de sueño esenciales.

    • Necesidad de Conectividad Constante: Ansiedad si no se puede revisar las notificaciones inmediatamente; llevar el dispositivo a todas partes, incluso al baño.

    • Mentiras y Ocultación: Mentir sobre el tiempo real de uso o esconder la actividad online.

    • Abandono de Actividades: Dejar de lado hobbies, deportes, estudios o trabajo por estar conectado.

    • Síntomas Físicos: Fatiga crónica, ojos secos o irritados, dolor de cuello o espalda (postura), síndrome del túnel carpiano, alteraciones del sueño.

    • Síntomas Emocionales: Irritabilidad, ansiedad, depresión, apatía, sentimientos de culpa por el uso excesivo, pero incapacidad para parar.

    • Uso en Situaciones de Riesgo: Consultar el móvil mientras se conduce o se camina por la calle.

    Más Allá de la Novedad, un Desafío Real

    Como señala acertadamente José María Fábregas en su intervención en Radio Euskadi, la adicción a las nuevas tecnologías no es un fenómeno completamente aislado en la historia del pánico moral ante las innovaciones. Sin embargo, su impacto potencial es profundamente diferente debido a la penetración, el diseño adictivo y la integración total de estas herramientas en nuestra existencia. Sí, se puede y se debe hablar de adicción en sentido estricto, reconocida cada vez más por la comunidad científica y médica.

    Comprender sus causas –una mezcla de diseño tecnológico intencionado, vulnerabilidades individuales y presiones sociales– es el primer paso para abordarla. Reconocer sus manifestaciones –desde la nomofobia y el vamping hasta el deterioro de relaciones y salud– es crucial para la detección temprana.

    El desafío no es demonizar la tecnología, que ofrece enormes beneficios, sino aprender a relacionarnos con ella de forma saludable, estableciendo límites, fomentando el pensamiento crítico y buscando ayuda profesional, como la que ofrecen centros especializados como Clínicas CITA, cuando la línea entre el uso y el abuso se cruza. La reflexión iniciada por Fábregas es un llamado necesario a la conciencia y la acción en la era digital.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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