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Reducir los riesgos de las drogas

By noviembre 15th, 2023Blog

Reducir los riesgos de las drogas

Aún y sabiendo el gran impacto que tienen las adicciones en nuestros organismos tanto mental como físicamente, conocemos la complejidad del proceso de desintoxicación y de la concienciación de ésta necesidad. Es por eso que hoy vamos a tratar de explicar cómo reducir los riesgos de las drogas en la medida de lo posible, antes de empezar siempre un tratamiento de desintoxicación. Para ello colaboramos con la organización Energy Control, un pilar indispensable en el sector para la concienciación de tal necesidad.

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Reducción de riesgos de las drogas

Los principios de los que parte la reducción de riesgos en el consumo de drogas son los mismos en los que se basa la reducción del daño, pero con un público, un patrón de consumo y un contexto muy diferente al relacionado con el consumo inyectado de heroína y cocaína de la década de los ochenta: paradigma de la reducción de daño. No es que con anterioridad a estas estrategias de intervención socio-sanitaria y educacional no se dieran prácticas de reducción de daños o riesgos. El precedente se inicia en la medida en que las administraciones públicas empiezan a legitimar la adjudicación de recursos públicos a este ámbito.

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¿Reducción de riesgos en el consumo o abstinencia?

La gran virtud de la reducción de daños y riesgos respecto a su intransigente hermano mayor, el abstencionismo, es que permiten actuar en base a la realidad y no en exclusiva por y para un idealizado mundo libre de drogas. La reducción de daños se enfrentó en su momento a una forma de segregación espacial, se ocupó de lo que había quedado en los márgenes de la sociedad. Estas dos estrategias han permitido la emergencia social delas personas consumidoras y, con ello, una ventana al diálogo y a un mejor entendimiento.

El abstencionismo, en cambio, favorece secretos, engaños, mentiras, excusas, culpas, etc. De aquí no se infiere que finalizar con el abstencionismo comporte el fin de las mentiras. La población destinataria de los programas de reducción de daños ha sido históricamente incómoda para la administración pública pues versa sobre poblaciones que viven al margen de la sociedad y con un gran estigma. Al ser más vulnerables y desfavorecidos, han sido silenciados.

Comportamientos de alto riesgo

Las intervenciones de reducción de daños habían sido diseñadas para reducir el daño social asociado al consumo de drogas a partir de incidir en los comportamientos de alto riesgo. Los profesionales entendieron entonces que había de conceptualizar de nuevo la noción de causalidad sobre qué era un daño, y esto se facilitó a partir de ir separándose de nociones más cercanas de riesgo para incorporar nociones más  distantes de vulnerabilidad. Para ampliar la noción de vulnerabilidad, se empezó a barajar el marco conceptual de derechos humanos.

La vulnerabilidad va más allá del riesgo. La vulnerabilidad incorpora la complejidad de los factores subyacentes que promueven resultados dañinos del consumo de drogas. Se puede definir la vulnerabilidad como la predisposición a los riesgos de los daños asociados al consumo. Los factores de vulnerabilidad constriñen las elecciones y limitan la acción. Los factores estructurales (pobreza, racismo, sexismo, etc.) influyen en la vulnerabilidad de los individuos y los grupos. Finalmente, lo que determina un daño no es el consumo de drogas sino las circunstancias en que seda este consumo.

Cómo reducir daños

El mensaje tradicional de las políticas gubernamentales para abordar el problema de las drogas ha sido intentar evitar su consumo. Para prevenir los problemas derivados del consumo de drogas se ha considerado que lo mejor es que nadie las tome.

Pero muchos expertos consideran que esta guerra contra las drogas la hemos perdido. Conseguir droga es muy fácil hoy en día y con este modelo se mantienen, según denuncian los críticos, las organizaciones mafiosas de narcotráfico y se ha dejado un reguero de desigualdades económicas, corrupción, cárcel y muerte. Es por ello que muchas veces reclaman que la educación sobre drogas tiene que enfocarse al uso y no a la abstinencia.

En esta dirección, la organización Energy Control lleva años abordando el problema desde otro enfoque: si la gente va a seguir tomando drogas, como lleva haciendo desde los tiempos más remotos por motivos religiosos, espirituales o recreativos, que lo hagan al menos de la forma más segura y responsable, con toda la información disponible sobre qué se está tomando.

Estrategias de Gestión de Placeres y Riesgos de las drogas

Lo llaman estrategias de Gestión de Placeres y Riesgos. Parten de la idea de que los programas sobre drogas basados en la abstinencia no solucionan muchas veces el problema, pero que, en cambio, los programas de reducción de riesgos en la heroína (intercambio de jeringuillas, metadona) o en el alcohol (promoción del consumo responsable), que no tienen como objetivo principal la abstinencia absoluta, consiguen reducir daños y, muchas veces. a partir de este punto de partida se pueden trabajar otros aspectos.

Energy Control: el análisis

Una de las actividades más conocidas de Energy Control es el análisis de la droga y la información sobre su uso en el propio lugar de consumo, labor que llevan a cabo voluntarios en festivales de música, sesiones de electrónica, clubs y discotecas. Su filosofía es que si los jóvenes no van a los centros de salud, ellos van donde están los jóvenes.

Otras de sus actividades son las intervenciones en el medio educativo, el asesoramiento a municipios, la investigación o el asesoramiento personal en sus sedes de Madrid, Barcelona, Mallorca y Andalucía o por Internet. Informamos sobre problemas de adicción (que no es el problema principal de las drogas recreativas), pero también sobre problemas legales y efectos secundarios. Por ejemplo, personas con diabetes que quieren informarse sobre los efectos que les puede causar cierta sustancia.

Como fuente de primera línea en el mercado de las drogas, en Energy Control recaban información privilegiada sobre la aparición de nuevas sustancias, aunque denuncian el revuelo mediático innecesario que se suele montar en torno a ellas. Las drogas más habituales son las de siempre: MDMA, anfetaminas o cocaína.

Composiciones

También toman nota de la aparición de adulterantes: la mayor parte no son tóxicos, como la cafeína o el paracetamol, pero también aparecen algunos problemáticos, como el antiparasitario Levamisol, presente en buena parte (entre el 30 y el 50%) de la cocaína que se vende en España y que, bajo consumo excesivo o en personas predispuestas, puede generar problemas en el sistema inmune o en la piel.

Otro fenómeno interesante es que las pastillas de éxtasis cada vez contienen más principio activo, el MDMA. Si hace 10 años llevaban en torno a 80 y 90 miligramos, ahora, en 2016-2017, pueden llevar entre 150 o 200, dosis que pueden resultar tóxicas. Ello se debe a diferentes motivos: ahora es más fácil sintetizar las pastillas, conseguir los precursores, y hay quienes buscar hacer la dosis más potente.

El consumo de drogas, por lo general, ocurre durante una etapa de la vida, en la juventud, y es una etapa que tarde o temprano acaba pasando. Uno de los objetivos de Energy Control es que durante esa etapa se haga un consumo responsable, libre e informado, para evitar que deje secuelas de por vida.

About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

doctor

Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

Autor: Comunicación Clínicas CITA