Se trata de un proceso en el que el paciente tendrá que invertir mucha energía, responsabilidad y compromiso consigo mismo, con los terapeutas y con su familia. Estos elementos son fundamentales, ya que sin ellos el tratamiento puede no ser tan efectivo a largo plazo, aumentando la probabilidad de recaída.
La asistencia a las sesiones con los terapeutas da la posibilidad de analizar qué personas, lugares y ámbitos se encuentran vinculados y relacionados con el consumo. Los pacientes detectarán las pautas de uso de alcohol u otras drogas que suelen tener una mecánica repetitiva con el transcurso del tiempo, y pueden desarrollar métodos y acciones para alterar y cambiar estos circuitos de conductas adictivas en su propio beneficio.
Después de superar la desintoxicación y rehabilitación de drogas, se tratan los problemas que le generan al paciente ansiedad, depresión o estrés crónico asociado al consumo. El tratamiento de comportamientos adictivos no se consigue finalizar solo dejando de consumir, ya que es necesario hacer terapias continuas con un enfoque terapéutico como el de CITA. El régimen de ingreso es, pues, la solución más efectiva a corto plazo.