El alcoholismo crónico puede producir un daño cerebral permanente, y es razonable preguntar si la cocaína puede hacer lo mismo.
Los individuos que abusan de la cocaína comentan a veces que pierden la capacidad de placer en el momento álgido tras la dosis de cocaína, que no la pueden recuperar a pesar de períodos de abstinencia y, por lo tanto, no entienden porqué continúan la búsqueda de la sustancia. Pueden, simplemente, estar experimentando tolerancia o más sensibilidad a los efectos disfóricos de la cocaína o pueden estar mitificando el pasado.
Es sin embargo posible que la cocaína, a altas o frecuentes dosis, esté deteriorando de algún modo los sistemas de placer que normalmente estimula. Se sabe que las dosis altas de cocaína causan cardiopatía isquémica, hasta el punto de producir un síncope cardíaco y muerte, posiblemente mediatizados por sobrecarga del sistema nervioso simpático. La cocaína también es hepatóxica. ¿Se daña el tejido cerebral por mecanismos similares?
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Existen escasas pruebas de los posibles efectos tóxicos en el uso crónico de la cocaína en humanos. Se precisan estudios de seguimiento a largo plazo para determinar problemas permanentes del funcionamiento afectivo y cognitivo en los pacientes afectos de trastorno por abuso de cocaína.
Autor: Comunicación Clínicas CITA