Los efectos psicotrópicos de las drogas

En los centros de desintoxicación Clínicas Cita hacemos una introducción sobre qué son las drogas y cómo actúan en el organismo, con el objetivo de prevenir su consumo y abuso.

En general, hablamos de drogas para señalar sustancias que producen alguno de estos efectos

efecto de las drogas
  • Son capaces de ocasionar cambios en el estado mental y emocional de una persona o provocar alteraciones en su conducta. Así, la cocaína puede producir una sensación de intensa euforia, el hachís un estado de bienestar con alteraciones de la percepción, el alcohol la sensación de bonanza, desaparición de la ansiedad o desinhibición. Estas sustancias reciben el nombre de psicotrópicas.
  • Inducen a la persona a buscar repetidamente su consumo, en general con una frecuencia e intensidad progresivamente mayor, como por ejemplo ocurre con el tabaco fumado. Se define esta característica como capacidad adictiva.

Algunas sustancias tienen la capacidad de generar ambos efectos. La heroína o el alcohol pueden producir profundos cambios en el estado cognitivo, emocional y conductual y es de sobra conocido el estado de búsqueda que provocan a pesar de las consecuencias negativas que conllevan. Denominaremos esta conducta como adicción o trastorno de dependencia. Sin embargo, en otras sustancias predomina claramente un efecto sobre otro. El cannabis y el LSD provocan importantes alteraciones del estado mental, pero tienen una baja capacidad adictiva. En el polo opuesto se encuentra el tabaco, que provoca una importante adicción pese a los escasos cambios inducidos en el estado emocional del sujeto.

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    Existen otros conceptos de droga. Según la OMS, es toda sustancia química que, introducida en el organismo, produce modificaciones en el funcionamiento del mismo. Desde esta óptica, habría pocas diferencias entre las drogas y los medicamentos. Y desde el punto de vista jurídico, se habla de drogas legales e ilegales.

    Una de las formas más tradicionales para clasificar las drogas de abuso se ha basado en agruparlas por la similitud de los efectos psicotrópicos, es decir, por las acciones sobre el estado emocional o de conciencia del sujeto. Esta actitud, aunque correcta, no responde a la realidad ya que las drogas suelen tener múltiples acciones.

     

    Clasificación de las drogas

     

    De forma didáctica, agruparemos las drogas según tres acciones principales: sedantes, estimulantes y distorsionantes de la realidad.

    Los sedantes son sustancias que producen una disminución o inhibición dela actividad del sistema nervioso central, que suele acompañarse de sensación de sedación. Entre estas sustancias incluiríamos los opiáceos como la morfina y la heroína, los tranquilizantes como los barbitúricos y las benzodiacepinas, y el alcohol.

    Los estimulantes incluyen un amplio grupo de elementos. Uno formado por sustancias legales con una capacidad estimulante baja, como el té y el café, y otras drogas ilegales con una potente actividad estimulante, como las anfetaminas y la cocaína.

    En el grupo de los alucinógenos, están incluidas las sustancias que se consumen por su capacidad para producir distorsiones profundas de la percepción y la experiencia del mundo interior y exterior. Entre ellas se encuentra el LSD y los derivados del cannabis (hachís y marihuana).

    Pero es importante tener en cuenta que cada sustancia puede producir varios de estos efectos. Por ejemplo, el cannabis tiene cierta capacidad de sedación, y las anfetaminas de síntesis, como el éxtasis, son estimulantes y tienen también un efecto alucinógeno. Por otro lado, con frecuencia se consume una sustancia con el objetivo de conseguir determinadas alteraciones del estado mental o emocional diferentes a su efecto considerado principal. El alcohol es un potente sedante, pero a dosis moderadas o en los primeros momentos de su consumo sus acciones se caracterizan por la desinhibición y la euforia. De igual forma, el LSD, aunque se ha asociado tradicionalmente a la cultura psicodélica, es consumido en dosis bajas para experimentar su potente efecto estimulante y euforizante.

    Esta clasificación de las drogas de abuso en función del efecto cognitivo, emocional o conductual que producen se basa en una concepción de la adicción como un estado de búsqueda repetida de unos determinados efectos mentales que se consiguen consumiendo una sustancia dada. Es decir, las personas buscarían re-experimentar las sensaciones agradables que les produjo el consumo de la droga. Así, algunos autores consideran que cada persona tendría tendencia a abusar de una u otra sustancia en función de sus características personales. Este concepto, llevado a sus últimas consecuencias, conduce a considerar a los adictos como buscadores sin control de experiencias placenteras a pesar del daño que se provocan a sí mismos, a las personas a las que quieren o al entorno. Sin embargo, estas hipótesis no explican una serie de hechos conocidos:

    • Hay quien abusa a la vez de sustancias sedantes y estimulantes.
    • Hay sustancias que producen intensas y placenteras alteraciones mentales pero que tienen poca capacidad de generar dependencia.
    • La nicotina, por ejemplo, es una sustancia con nula o mínima capacidad para alterar el estado mental o el comportamiento, pero induce una potente adicción con gran dificultad para el abandono del consumo.
    • Con el consumo continuado, se produce tolerancia a los efectos de la sustancia y muchas personas dejan de experimentar los efectos placenteros sin que por ello se pierda interés en su uso, sino más bien lo contrario.

    Todo ello parece indicar que la posibilidad de que se genere y se mantenga una adicción no depende, o al menos no únicamente, de la calidad y la intensidad de la vivencia que producen en el individuo.

    About the Author: Dr. Josep Mª Fàbregas

    doctor

    Especialista en adicciones y director psiquiatra del centro de adicciones y salud mental Clínicas CITA. Inicié mi carrera profesional en el Hospital Marmottande París, donde trabajé con el Profesor Claude Olievenstein. Posteriormente me trasladé a Nueva York y, tras varios años de experiencia profesional, en 1981 fundé CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones) con el objetivo de desarrollar un modelo de comunidad terapéutica profesional, el cual lleva 32 años en funcionamiento.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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