Testimonio: quiero dejar las drogas

Este es el testimonio de un paciente que ingresó en CITA para tratar su adicción a la cocaína. Este testimonio muestra el trabajo que hace un paciente desde el momento que resuelve la gran decisión: quiero dejar las drogas

testimonio quiero dejar las drogas

Testimonio sobre las drogas

Durante años, creí que el cambio era un mito. Que las adicciones definían para siempre a quienes las padecían. Hoy, quiero compartir mi historia no solo como testimonio de esperanza, sino como prueba de que redescubrir nuestro yo auténtico es posible. Esta es una crónica sobre cómo la sobriedad me enseñó a escuchar mi voz interior, a sanar heridas y a construir una vida que hoy me enorgullece.

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    El Espejismo de la Aprobación: Cómo la Adicción Tapó Mi Identidad

    Durante más de media vida, viví bajo una máscara. Creía que consumir drogas era la única forma de encajar, de ser aceptada por los demás. Lo que no entendía entonces era que, al buscar validación externa, estaba enterrando mi esencia. La adicción no solo nubló mi juicio, sino que silenció aquellas partes de mí que ansiaban florecer: la creatividad, la autenticidad y la conexión genuina.

    Un día, entre la niebla de la dependencia, algo hizo clic. Comprendí que detrás de las sustancias había una persona que merecía ser escuchada. Empecé a preguntarme: ¿Quién soy cuando no estoy huyendo de mí misma?

    El Poder de la Soledad: Aprendiendo a Convivir con Mis Pensamientos

    Uno de los primeros descubrimientos en mi recuperación fue que la soledad no era mi enemiga, sino una aliada. Antes, el silencio me aterraba; lo asociaba al vacío. Pero al dejar las drogas, aprendí a sentarme con mis pensamientos, a observar mis miedos sin juzgarlos.

    • Descubrí que disfruto de mi propia compañía: leer, escribir o simplemente caminar sin prisa.

    • Aprendí a identificar mis preocupaciones sin que estas me dominaran.

    • Encontré claridad: La sobriedad me regaló la lucidez para distinguir entre lo que quiero y lo que necesito.

    Este proceso no fue fácil. Hubo días en que la ansiedad golpeaba fuerte, pero cada pequeña victoria —como planificar una semana sin sabotearme— se convirtió en un ladrillo para reconstruir mi confianza.

    De la Autocrítica a la Autocompasión: Un Camino Hacia la Serenidad

    Antes, mi diálogo interno era un juez implacable. Cada error se convertía en una prueba de que «nunca cambiaría». La recuperación me enseñó a reemplazar la culpa por la curiosidad. En lugar de preguntarme «¿Por qué volví a caer?», empecé a indagar: «¿Qué emoción estoy evitando sentir?».

    Ejemplos concretos de este cambio:

    1. En el trabajo: Antes, un feedback negativo me hundía. Hoy, lo veo como una oportunidad para crecer.

    2. En las relaciones: Aprendí a comunicarme con asertividad, incluso cuando eso implica decir «no».

    3. Con mis padres: De las discusiones constantes pasamos a conversaciones desde el respeto mutuo.

    Romper el Silencio: Por Qué Dejar de Callar Fue Clave Para Sanar

    Durante años, evité conflictos guardando resentimientos. Creía que callar me haría «más querible», pero en realidad, alimentaba un vacío emocional. La adicción era el parche temporal para un problema más profundo: la desconexión con mis necesidades.

    Un terapeuta me hizo una pregunta reveladora: «¿Qué pasa si, en lugar de explotar como un globo, vas desinflando las tensiones día a día?». Empecé a practicar la honestidad radical:

    • Hablar con claridad en el trabajo.

    • Establecer límites con amigos que no respetaban mi proceso.

    • Expresar mis sentimientos a mi familia sin miedo al rechazo.

    Cada vez que alzaba la voz, recuperaba un fragmento de mi poder personal.

    La Reconexión con el Presente: Herramientas que Marcaron la Diferencia

    La recuperación no es un destino, sino un viaje. Estas fueron algunas brújulas que me guiaron:

    1. Terapia cognitivo-conductual: Para identificar patrones tóxicos.

    2. Mindfulness: Meditaciones diarias para anclarme en el ahora.

    3. Redes de apoyo: Grupos donde compartir sin máscaras.

    4. Autocuidado tangible: Desde cocinar mi comida favorita hasta bailar en mi sala.

    La Vida Más Allá de la Adicción
    Hoy, mi historia no se define por las drogas, sino por el coraje de enfrentar lo que había detrás de ellas. Aprendí que el verdadero cambio no es borrar el pasado, sino abrazar el potencial de un futuro auténtico. Si estás en esta lucha, recuerda: no estás solo. Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la versión de ti mismo que merece ser vivida.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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