Aprender a decir que no

De la Adicción al Autoconocimiento: Mi Transformación en el Centro CITA

¿Alguna vez te has preguntado si el alcoholismo es realmente el problema de fondo? En mi caso, descubrí que detrás de la adicción se escondían conflictos más profundos. Hoy comparto mi historia no solo para inspirar, sino para demostrar cómo la terapia especializada puede cambiar vidas.

El Alcoholismo como Síntoma: Cuando la Raíz está en la Personalidad

Al ingresar al Centro Integral de Tratamiento de Adicciones (CITA), creía que mi batalla era exclusivamente contra el alcohol. Sin embargo, las terapias individuales y grupales revelaron una verdad incómoda: mi adicción era la punta del iceberg.

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    El verdadero desafío radicaba en mi personalidad. ¿El detonante? La incapacidad de establecer límites, decir «no» en momentos cruciales y priorizar mis necesidades. El alcohol era solo un escape temporal para silenciar conflictos emocionales no resueltos.

    El Poder de los Talleres: Herramientas para Reforzar el Carácter

    En CITA, cada taller fue un paso hacia la reconstrucción personal. Desde dinámicas de autoconocimiento hasta ejercicios de comunicación asertiva, cada actividad aportó claridad. Pero hubo un espacio que marcó un antes y un después: el Programa de Autoevaluación Emocional (PAE).

    ¿Qué hizo el PAE por mí?

    • Autodescubrimiento: Reveló patrones de comportamiento arraigados, como la tendencia a complacer a otros a costa de mi bienestar.

    • Reconexión familiar: Identifiqué cómo mis relaciones estaban influenciadas por heridas del pasado, incluso aquellas que había olvidado.

    • Autoaceptación: Aprendí a verme sin máscaras: una mujer sensible, resiliente y con una enorme capacidad de entrega, pero que también merece recibir apoyo.

    Este taller no solo me mostró mis debilidades, sino que me enseñó a convertirlas en oportunidades de crecimiento.

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    La Familia como Espejo: Sanando Lazos para Sanarme a Mí Misma

    Uno de los aprendizajes más impactantes fue entender que la familia no es solo un vínculo, sino un reflejo de nuestras emociones no resueltas. A través del PAE, exploré dinámicas tóxicas que perpetuaban mi inseguridad y dependencia.

    ¿Cómo lo logré?

    • Técnicas de reconstrucción de memorias: Reviví situaciones clave que moldearon mi autoestima.

    • Diálogos guiados: Aprendí a expresar necesidades sin culpa y a escuchar sin juzgar.

    • Límites saludables: Comprendí que decir «no» no es egoísmo, sino un acto de respeto hacia mí misma.

    Tony y Luis: Los Facilitadores que Encendieron la Chispa del Cambio

    Ningún proceso de rehabilitación es posible sin guías comprometidos. Tony, con su enfoque empático, me ayudó a navegar por emociones que creía indescifrables. Luis, por su parte, desafió mis resistencias con preguntas incómodas pero necesarias.

    Juntos, me enseñaron que:

    • La vulnerabilidad es fuerza: Aceptar mis miedos fue el primer paso para dominarlos.

    • El autocuidado no es negociable: Priorizarme dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad.

    • La gratitud transforma: Agradecer cada pequeño avance mantuvo mi motivación intacta.

    Lecciones que Transcendieron la Terapia: Claves para una Vida Plena

    Hoy, fuera de CITA, aplico diariamente lo aprendido. Si estás en tu propio proceso de sanación, estas claves pueden servirte:

    1. Reconoce tus patrones

    Identifica conductas repetitivas que sabotean tu bienestar. ¿Evitas conflictos? ¿Priorizas a otros sistemáticamente? La conciencia es el primer paso.

    2. Practica la asertividad

    Decir «no» no te hace egoísta; te hace auténtico. Comunica tus límites con claridad y sin miedo al rechazo.

    3. Abraza tu sensibilidad

    Ser «demasiado sensible» no es un defecto. Es una cualidad que te permite conectar profundamente contigo y con los demás.

    4. Celebra cada progreso

    La recuperación no es lineal. Valora cada avance, por pequeño que parezca.

     Más Allá del Alcohol, una Vida con Propósito

    Mi paso por CITA no solo me liberó de la adicción, sino que me devolvió algo invaluable: mi identidad. Ahora sé que el alcohol era un síntoma, no la enfermedad. La verdadera cura vino del autoconocimiento, la reparación de vínculos y la decisión diaria de elegirme a mí misma.

    Si estás luchando contra una adicción o conflictos emocionales, recuerda: buscar ayuda no es signo de debilidad, sino de valentía. La terapia no cambia quién eres; revela quién siempre has sido bajo el peso del dolor.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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