¿Qué hago aquí? Aceptar que tengo una serie de limitaciones en la vida. Hasta ahora, todo había girado en torno a una serie de creencias que yo tenía pero, de un tiempo a esta parte, me doy cuenta de que algunas creencias eran infundadas. Tenía ganas de padecer y de castigarme. Era incapaz de aceptar que, como todos, tengo una serie de límites.
Aquí he podido ver que cada persona tiene limitaciones. Ahora veo que diferentes personas tienen diferentes límites, y también yo los tengo. Y empiezo a aceptarlo. Yo no soy ni mejor ni peor que los otros. Soy diferente y por lo tanto tengo límites diferentes. Y con estos límites, ¿qué se puede hacer? Pues aceptarlos.
Puede que vaya poco a poco, pero necesito mi tiempo. Ahora ya no tengo ganas ni de padecer ni de castigarme. Tengo ganas de disfrutar y de pasármelo bien. Y esto pasa por conocerme mejor y aceptar mis límites. De hecho, todo el mundo tiene límites.
Autor: Comunicación Clínicas CITA