Un ejercicio de PAE: Psicoterapia Asistida por Equinos

El primer ejercicio consistía en llamar la atención del caballo para que me siguiese. Yo me he acercado, le he acariciado y le he dicho: “¡Vamos!” En un principio, el caballo me ha seguido pero después se ha dado la vuelta y se ha alejado. Yo no le he acompañado.

La conclusión es que yo doy cariño y me llevo bien con la gente, pero sólo cuando ellos se adaptan a mí. En realidad, me cuesta mucho empatizar y ponerme en el lugar del otro.

El segundo ejercicio consistía en vencer unos obstáculos. El primer obstáculo representaba la edad a la que empezaron mis problemas (a los 8 años). Los obstáculos 2, 3 y 4 representaban tres problemas que me han hecho llegar a CITA: la falta de afecto, la droga y la incapacidad para afrontar mis problemas. Finalmente, el caballo simbolizaba mis ganas de vivir.

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    Yo tenía que coger el caballo y hacerle pasar por los obstáculos. Al principio, llamaba al caballo pero éste no me hacía caso, hasta que el monitor me ha preguntado: “¿Qué es lo que te hace falta?”. Lo que me hacía falta era el arnés. Una vez con el arnés, he llevado al caballo hasta el obstáculo de los 8 años pero sin acercarme del todo, por lo que me han sugerido que piense en lo que sucedió en aquella edad.

    A continuación, he pasado sin problemas por el obstáculo de la falta de afecto, pero, al llegar al obstáculo de la droga, el caballo se paraba y me mordía. Y cuando he pasado por el obstáculo de afrontar los problemas también. Finalmente, he llevado al caballo hasta el cubo y lo he soltado.

    Cuando Luís y Chelo me han empezado a preguntar, parecía que el caballo entendía las cosas y se ponía a dar saltos cuando yo me daba cuenta de algo. Cuando he dicho que entendía la necesidad de las herramientas, en este caso el arnés, el caballo se ha ido hasta el obstáculo de los problemas y ha roto el cono que representaba la droga.

    En algún momento, el caballo me ha hecho daño de verdad pero yo se lo he permitido. Y en la segunda vuelta, el caballo, que hasta entonces había pisoteado la cuerda, la ha cogido con la boca y me la ha ofrecido. Yo la he cogido pero, rápidamente, la he tirado de nuevo al suelo.

    Tal como yo lo veo, el caballo ha representado a mi ex mujer y el arnés nuestra relación. Ella ha hecho conmigo lo que ha querido y me ha hecho mucho daño, pero yo se lo he permitido. Y cuando ella me ha entregado la relación, yo la he rechazado. Durante mucho tiempo he pensado que yo tenía el control, pero estaba equivocado.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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