Joan Garriga es un psicólogo humanista y terapeuta Gestalt. Imparte formación en Constelaciones Familiares. En los talleres del Centro de desintoxicación Clínicas CITA hemos reflexionado en los contenidos de esta entrevista sobre la relación de pareja y la búsqueda de felicidad.
- Necesitamos pareja?
- Anhelamos un vínculo que nos reporte pertenencia, intimidad, sexualidad y crecimiento.
- ¿Y la pareja nos lo da?
- Sí, pero hoy queremos que la pareja sirva al yo…, y eso lo complica todo.
- ¿Puedo ser feliz sin pareja?
- Sí: conozco a un monje feliz, sin sexo, pero con pertenencia, intimidad y crecimiento.
- ¿Mejor solo que mal acompañado?
- Sí…, ¡pero casi todo el mundo prefiere mal acompañado! Solemos preferir algún vínculo…, ¡aunque sea de mal amor!
- ¿Qué hacer para tener buen amor?
- Hay cuatro etapas. Primera, enamoramiento: ‘Me mueves mucho…, pero te veo poco’. Segunda, relación: ‘Ya te veo mejor, ¡y aun así te elijo para caminar juntos!’
- Compromiso: ‘Estamos creando algo más importante que nuestras familias de origen y parejas anteriores’.
- ¿Y cuarta?
- Entrega: ‘¡Te quiero a ti y a lo que a ti te dirige!’. Este es ya un amor muy desarrollado…
- ¿Por qué?
- Es el deseo espontáneo de que el otro sea feliz. ¡Eres feliz en la plenitud del otro!
- Palabras mayores, ¿no?
- ¡Sí! Entre tanto, importa que sepamos esto: nadie, ¡nadie!, puede hacerte feliz. Y que nadie, ¡nadie!, puede hacerte infeliz.
- ¿Entonces…?
- Tu felicidad sólo depende de tu conexión íntima con tu ser interior.
- ¿Y de qué depende esa conexión?
- De estar en paz con tus figuras paternas y familiares para no cargar con nudos… que luego pretenderás ventilar en la pareja.
- ¿Eso pasa?
- Una pareja no son dos personas: son dos sistemas familiares que se encuentran.
- ¿Qué coste y beneficio tiene la pareja?
- ‘¿Es mejor casarse o permanecer soltero?’, le preguntaron a Sócrates, que respondió: ‘Cásate. Si te va bien, serás un poco feliz. Y si te va mal…, ¡serás filósofo!’.
- Deme algún ejemplo de mal amor.
- ‘Sin ti no podría vivir’, le decimos a nuestra pareja, como si fuésemos niños. ¡Mal amor! Buen amor: ‘Sin ti también me iría bien… pero como adulto, elijo estar contigo’ ‘Te quiero por ti mismo’, decimos, ¡y no es bueno!: el buen amor consiste en ‘te quiero… a pesar de ti mismo’, es decir, el buen amor acepta la sombras del otro, acoge y lima las asperezas de los egos que se encuentran. ‘Quiero pareja’: ¡mal amor! Abandona la demanda… ¡actúa!: ‘Mejor me preparo para ser pareja’. Encuentra tu modo de ser buen compañero…, y lo demás ya vendrá solo.
- ¿Algo muy intenso y emocional?
- ¡No! Esas turbulencias empobrecen y desvitalizan, responden a heridas infantiles y viejos anhelos no colmados. ¡Lo enriquecedor es que la relación fluya con facilidad!
- Toda pareja es una relación de poder.
- ¡No! Es cooperar, es que uno y uno sean más que dos. Mal amor: ‘Te lo doy todo’
- ¿Por qué?
- Dar mucho puede originar en el otro un sentimiento de deuda, y empequeñecerlo. Ya no hay igualdad. ¡Da lo que el otro pueda devolver sin que tenga que perder la dignidad!
- ¿Y si una parte pide: ‘Damemás’?
- Puede que esté anclada en un guión de insatisfacción que se nutre de demanda: le des lo que le des, ¡será siempre insuficiente!
- Otro ejemplo de mal amor.
- Poner a tus padres o a tus hijos por delante de tu pareja. El buen amor es: ‘¡Primero nosotros!, antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común’.
- Otro ejemplo de buen amor.
- Reír y llorar juntos ante cualquier adversidad: muertes, abortos, ruinas…
- Qué difícil que la pareja dure, ¿no?
- Pues que dure lo que dure: entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de su eventual final.
- ¿Cuánto dura de promedio una pareja?
- Podemos esperar entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida…, ¡con el consiguiente estrés emocional! Cada final nos enseña el dolor y el desapego…, para luego volver de nuevo al carril del amor y de la vida.
- Regale un último consejo para fomentar el buen amor en una pareja.
- No deis por hecho que conocéis a vuestra pareja. Miradla cada día de nuevo como si fuera nueva, y veréis lo que no veíais. Nos relacionamos con la imagen que nos hemos hecho del otro, pero… ¿es el otro así hoy?
- Conclusión amorosa.
- Lo dicho: solemos reclamar al otro: ‘Hazme feliz’, pero el buen amor consiste en sentir el deseo espontáneo de que el otro sea feliz.
Autor: Comunicación Clínicas CITA