Las colillas de cigarrillos, la primera fuente de basura en el mundo
Cada año se consumen 6 trillones de cigarrillos, de los cuales un 64% acaba en las calles, parques, ríos, bosques o playas. Los filtros de las boquillas de los cigarros acumulan parte de los componentes nocivos del tabaco y suponen una grave amenaza para la biodiversidad. Países como Australia o Nueva Zelanda tienen papeleras específicas para colillas y en París se ponen multas específicas para quien las tira al suelo.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) alerta de la contaminación ambiental y del riesgo para la salud de las colillas de cigarrillos, lo que se considera como el tabaquismo ‘de cuarta mano’, ya que son la primera fuente de basura en el mundo y tardan entre 8 y 12 años en descomponerse. Esta sociedad científica recuerda que cada año se consumen 6 trillones de cigarrillos que, en el 64% de los casos, acaban en el medio ambiente, lo que equivaldría a unos 4,5 trillones de colillas. Se trata de restos que contaminan más que los envases de alimentos, botellas y otros plásticos. SEPAR alerta también del impacto de este tabaquismo ‘de cuarta mano’, detrás del consumo directo (primera mano), el tabaquismo pasivo (segunda mano) o los restos que el humo del tabaco deja en zonas donde se ha fumado (tercera mano). Los filtros de las boquillas de los cigarros acumulan parte de los componentes nocivos del tabaco y los libera en contacto con el agua, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad, dado que esta contaminación puede acabar afectando a la cadena alimentaria.
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Ante esta situación, SEPAR propone obligar a la industria tabaquera a informar de los efectos nocivos de tirar las colillas al suelo o a hacer filtros biodegradables, una idea que no ha cuajado del todo porque parece no tener un sabor muy atractivo para los consumidores. En los últimos 50 años, prácticamente todos los cigarrillos que se venden llevan un filtro de acetato de celulosa, un componente fotodegradable pero no biodegradable, y aunque los rayos ultravioleta provenientes del sol pueden eventualmente romper el filtro en pequeñas piezas en condiciones ideales del medio ambiente, el material fuente nunca desaparece, y esencialmente se diluye en el agua y en el suelo. De media, las colillas pierden un 37,8% de su masa inicial tras dos años de degradación, y se estima que pueden tardar en descomponerse totalmente entre 8 y 12 años. El problema fundamental radica en la toxicidad que acumulan. El filtro de las colillas está diseñado para acumular los componentes del tabaco, incluyendo las sustancias químicas más nocivas que son liberadas en contacto con el agua. Por tanto, cuando llegan a los ríos e incluso al mar, desprenden dichas sustancias, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad.WhatsAppFacebookTwitterPinterestCompartir
Autor: Comunicación Clínicas CITA