Las drogas no son el problema Dr Fábregas

Buenos días, Dr. Fàbregas. ¿Podría explicarnos qué estudió y qué lo llevó a crear el Centro de Investigación y Tratamiento de las Adicciones (CITA)?

Dr. Josep Maria Fàbregas (JMF):

 

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    Estudié Medicina y me especialicé en psiquiatría. Cuando estaba haciendo las prácticas de psiquiatría, hace muchos años, trabajaba en el «Instituto Municipal de Psiquiatría de Urgencias», ubicado en el Parque del Laberinto de Horta, donde atendíamos las urgencias psiquiátricas de la ciudad de Barcelona.

    En aquel tiempo, los barcos de la Sexta Flota estadounidense atracaban en Barcelona y los marineros bajaban para disfrutar de permisos y conocer la ciudad. Estamos hablando del año 1975, cuando las drogas no eran conocidas en nuestro país o no estaban tan extendidas y generalizadas como ahora.

    En ese momento, yo era un estudiante de 23 o 24 años y estaba trabajando en un departamento llamado genéricamente «Alcoholismo y otras toxicomanías», y resulta que en ese departamento que atendía las urgencias psiquiátricas no tenían ninguna experiencia con estas sustancias.

    Cuando llegaron esos primeros casos, los médicos que trabajaban allí, que ya eran mayores, nunca en su vida habían oído hablar de crack, anfetaminas, opiáceos, cocaína, y los marineros estadounidenses en esa época venían con muchos problemas de este tipo. Y como yo era el más joven y me llamó mucho la atención esta problemática, me asignaron el tratamiento de estos pacientes. Además, tenía un hermano menor que en esa época fumaba marihuana y se movía en un mundo más underground, lo cual también fue un estímulo para mí.

    Finalmente, me interesó el tema de la investigación y tratamiento de las adicciones al descubrir que era algo totalmente nuevo, absolutamente nuevo. Ni en los libros de medicina ni en los libros de psiquiatría había ni una sola página ni un solo renglón sobre adicciones. Por lo tanto, cuando surgió esta problemática, el cuerpo médico no tenía respuestas establecidas.

    Posteriormente, surgieron una serie de iniciativas privadas, de ex pacientes que se reunían para poder ayudarse; Alcohólicos Anónimos, Sinamon, el Patriarca, Proyecto Hombre… iniciativas que no estaban dentro de la estructura de la Administración, pero que eran útiles para poder atender una demanda y una problemática que nosotros los médicos no podíamos tratar porque no teníamos suficientes herramientas.

    MR: Con todo lo que me cuenta, ¿considera que fue un descubrimiento?

    JMF: Por supuesto, fue un descubrimiento para mí y para todos, porque antes no teníamos las drogas, no había nada, como mucho problemas de alcoholismo y algunos médicos y enfermeras que eran morfinómanos en esa época, pero eso era muy, muy poco representativo. También había algunos fumadores de marihuana y hachís que eran los «Legionarios» que venían de África y allí el uso de estas sustancias estaba un poco las sustancias eran algo más extendidas. Pero a nivel de calle no había esta problemática.

    A partir de aquí, con el movimiento Hippy, la banalización de los psicodélicos y la interrupción de los opiáceos que se extendió como una plaga, impregnándolo todo como una mancha de aceite. Piensa que no había ni la información ni la prevención suficiente y fue realmente una epidemia en aquellos años que se llevó a muchísima gente por delante.

    Posteriormente, la aparición de internet facilitó el acceso a nuevas sustancias que escapaban al control, y eso nos lleva hasta el día de hoy en que la necesidad de colocarse, que es antigua desde el principio de los tiempos, ahora es más difícil de controlar.

    MR: Ahora que conocemos un poco sus inicios y los motivos que le llevaron a investigar sobre el tema de las adicciones, ¿nos podría ilustrar sobre cuáles son las adicciones que se tratan más en CITA?

    Las Clínicas CITA, que ya tiene mucha trayectoria en el tiempo, surgió por la problemática de la heroína que era lo que en aquella época dominaba y donde había la demanda y no había ninguna posibilidad ni oferta terapéutica que funcionase. También surgió como alternativa paralela a los grupos de pacientes que ayudaban a los pacientes, con las ventajas e inconvenientes que eso tenía.

    Con el transcurso de los años y en nuestro recorrido hemos pasado por la heroína, la cocaína, los problemas derivados del uso de cannabis en gente demasiado joven, hemos vivido el SIDA y hemos vivido los problemas legales de la gente involucrada en drogas. Hoy en día las sustancias más predominantes son el alcohol y la cocaína, pero muchos de ellos son secundarios a un uso prematuro, indebido y descontrolado de cannabis cuando se es demasiado joven.

    MR: Me gustaría incidir en este punto, ¿cómo afecta y qué consecuencias tiene el consumo de cannabis en personas demasiado jóvenes?

    JMF: Uno de los peligros más graves a los que se enfrenta la sociedad actual es que la gente a una edad demasiado joven fume marihuana modificada genéticamente. Esta marihuana que está cultivada en interiores tiene una serie de sustancias activas: THC y CBD, y las dos van juntas. El THC es el responsable de la «risa», la «psicodelia» y la alteración de la percepción, y el CBD te da hambre, te tranquiliza y te permite dormir.

    El problema es que las marihuanas cultivadas en el interior se han modificado y se ha aumentado mucho la proporción de THC y se ha disminuido mucho el CBD, sobre todo desde hace unos años.

    Si se daba la circunstancia de una persona demasiado joven que consume marihuana modificada genéticamente y una cierta predisposición genética a tener dificultades con el uso de esta sustancia, el drama era casi asegurado; fracaso escolar, desconexión emocional, una cosa que llamamos «anedonia», que es la falta de sensación de placer y satisfacción. Y todo esto a corto y largo plazo deriva en el uso de otras sustancias y entrar en un circuito paralelo fuera de control.

    Hoy en día ser joven es complicado. Es complicado porque los referentes que existen son muy difíciles de identificar. ¿Qué valores nos transmiten aquellos que triunfan en la actualidad? ¿Dónde está la cultura del esfuerzo?

    Está lleno de camareros con títulos universitarios y los youtubers y los influencers tienen miles de millones de seguidores sin ningún mérito.

    La falta de referentes, junto con la inestabilidad que nos ha traído el Covid, las guerras como la de Ucrania y la inestabilidad financiera, sumado a las redes sociales donde todo es mentira, sumando la inteligencia artificial, dentro de muy poco será muy difícil saber qué es verdad y qué es mentira.

    Los criterios que se utilizaban hasta ahora cambiarán por completo; veremos fotos de gente haciendo cosas que nunca ha hecho, referencias a cosas que se dan por válidas y que no existen, es decir, viviremos en un mundo artificial. Además, hoy en día estamos acostumbrados a la inmediatez que nos permite un teléfono móvil con acceso a internet, estamos habituados de manera normalizada a la intensidad de emociones y estímulos y vivimos también la idealización de las sustancias.

    La vida es una aventura y nunca hemos tenido tanta salud y tantas posibilidades, y por otro lado el cambio climático y la destrucción de la naturaleza… quizás será la primera vez que como padres dejaremos un mundo peor a nuestros hijos de lo que encontramos.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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