Hoy he puesto un comentario a una foto de Facebook que me ha hecho reflexionar. La foto era de una especie de zapatillas de estar por casa negras, con una calavera en el empeine, y el comentario: “Demasiado viejo para el Rock and Roll, demasiado joven para morir…”
Es el título de una canción de Jethro Tull, un grupo de Rock de los 70’s. Pero, ¿por qué me ha hecho pensar esta frase?
Entiendo el Rock and Roll, dentro del contexto de la frase, como una etapa en la vida en la que uno experimenta con lo prohibido, comete excesos y no piensa mucho en las consecuencias de sus actos; hay que divertirse y transgredir por encima de todo, incluso de la salud de uno mismo. Quizás es esa etapa, entre los diez y muchos y los veinte y pocos, cuando se nos presupone legalmente responsables pero nos falta la experiencia de la vida para entender y frenar los impulsos que nos perjudican. Pero, al fin y al cabo, es una etapa, es decir, algo que tiene un principio y un final. Y llega el momento en el que se es demasiado viejo para el Rock and Roll, pero lo suficientemente joven para seguir adelante en la vida. Creo que esa es la esencia de la frase: es el punto de inflexión en la vida de toda persona, quizás a los veinte y muchos, en la que ha madurado y ya no le valen las pautas de conducta anteriores. Cuando comienzas a ser más consecuente con la vida que quieres y, sobre todo, cuando comienzas a responsabilizarte por tus actos.
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A mí me tocó a los treinta y tres, cuando decidí ingresar en CITA. A cada uno nos toca cuando nos toca y para mí ha sido muy difícil el cambio ya que soy un adicto. Por suerte, me he dejado ayudar, y así estoy consiguiendo salir adelante.
Después de dos años y medio, siento que soy demasiado viejo para el Rock and Roll y, por supuesto, demasiado joven para morir.
Autor: Comunicación Clínicas CITA