Taller de prevención de recaídas: De causas y consecuencias

La adicción, muchas veces está formada por la relación con más de una sustancia. Las combinaciones pueden ser diversas y cada cual tiene su pareja. Las más comunes son: cocaína y alcohol, cocaína y prostitución, alcohol y tabaco, juego y comida en exceso, etc. De alguna manera, parece que una adicción fomenta a la otra.Es frecuente escuchar la siguiente afirmación: Yo puedo estar tranquilo, sin consumir cocaína, hasta que bebo la primera cerveza. Este es un ejemplo típico de la combinación de consumos. Efectivamente, uno fomenta el otro.

Lograr dejar una sustancia no implica dejar todas las demás, incluso puede suceder lo contrario. Es decir, cuando se logra dejar un consumo, aumenta el otro. Podemos nombrar aquí otra serie de ejemplos emblemáticos: He dejado el tabaco, ahora sólo fumo porros; he dejado la cocaína, ahora sólo necesito benzodiacepinas cada día, etcétera.

De este modo, se ve claramente que no se trata de las sustancias en sí sino de la manera en que las utilizamos.

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    En el pasado, la hipótesis más fuerte postulaba que el problema de la adicción o el elemento adictivo estaba en la sustancia en sí, y, de este modo, lo principal era erradicar la sustancia.

    Este postulado estaba equivocado, ya que más allá del fracaso completo de las políticas policiales en contra de la distribución de la droga, lo importante fue la observación de que hay otras cosas a lo que la gente se vuelve adicta y que en un principio no implica la ingesta de un elemento químico. Por ejemplo, hay gente adicta a las compras, al póker, al bingo, a la comida, al sexo, etcétera.

    Otra hipótesis que resultó equivocada fue la que postulaba que la gente consume para evitar la abstinencia y nada más. De este modo, la idea que se sostenía decía que una vez consumida la primera dosis, las siguientes sólo vienen para que la persona no experimente la abstinencia. En concordancia con esta hipótesis, muchos tratamientos proponían un período rápido de desintoxicación y luego listo, está “curado”.

    Ahora sabemos que superar una adicción necesita algo más que dejar de consumir por unos días. Se trata más bien de un cambio de orden subjetivo, un movimiento global en relación a una serie de factores que nos afectan internamente. La manera en cómo enfocamos nuestros problemas y cómo logramos satisfacer nuestras necesidades emocionales, sociales y afectivas tienen más que ver con la adicción que si hacemos más o menos deporte o si tomamos tal o cual sustancia.

    La causa de la adicción tiene que ver con cómo nos arreglamos con el malestar.

    Hay cinco factores principales que ponen a las personas en alto riesgo de recurrir a una droga para cambiar su estado de ánimo, de obtener de esa droga un efecto placentero y de sentirse empujado a repetir la secuencia una y otra vez.

    1. Sistema de creencias adictivo.
    2. Personalidad adictiva.
    3. Inadecuada capacidad para afrontar las cosas.
    4. Necesidades sociales y emocionales insatisfechas.
    5. Falta de respaldos sociales.

    Sistema de creencias adictivo.

    Un falso sistema de creencias funciona por debajo de las adicciones. Este sistema de creencias incluye, por ejemplo, la idea de que es posible ser perfecto, que el mundo no tiene límites, que nuestra imagen es más importante que lo que somos, que no somos bastante y, sobre todo, que ciertas cosas, como las drogas u otros objetos, tienen la solución mágica a los problemas de nuestra vida.

    Este sistema de creencias nos pone a un paso de creer que podemos encontrar una satisfacción inmediata aún cuando sabemos que perdemos una satisfacción más sólida y duradera a largo plazo.

    Personalidad adictiva.

    Está formado por ciertos rasgos de personalidad que incluyen, entre otros, los siguientes.

    • Perfeccionismo.
    • Insensibilidad emocional.
    • Búsqueda de aprobación.
    • Hipersensibilidad a las críticas y al rechazo.
    • Propensión a sentir vergüenza.
    • Enojos mal manejados.
    • Incapacidad para tolerar las frustraciones.
    • Sentimientos de impotencia.
    • Desmedida necesidad de ejercer el control.
    • Pasividad para encarar problemas.
    • Abandono de uno mismo.
    • Aislamiento social.

    Inadecuada capacidad para afrontar las cosas.

    Debido a que vivimos en una sociedad que también es adictiva, no estamos adquiriendo la adecuada capacidad para afrontar y resolver problemas. Tenemos pocas herramientas para tolerar la ambigüedad y la frustración, comunicarnos directa y honestamente, cooperar y actuar de forma constructiva.

    En vez de esto, aprendemos a recurrir al arreglo rápido, a las soluciones a corto plazo.

    Necesidades emocionales y sociales insatisfechas.

    Las necesidades de ser aceptados como somos y no por lo que parecemos suelen estar insatisfechas, ya que vivimos en sociedades regidas por patrones imposibles de seguir. La belleza, el dinero, la eficiencia, la felicidad total, etc., son factores que generan impedimentos de poder satisfacerse con las relaciones sociales o emocionales.

    Falta de respaldos sociales.

    Sin un sentido de pertenencia a algún grupo, ya sean amigos, familia, compañeros, etcétera, estamos mucho más dispuestos a caer en una adicción. Enfrentar los problemas de la vida solo es mucho más difícil que hacerlo con apoyos.

    En muchas ocasiones, el consumo intenta ser una herramienta para poder generar un grupo de pertenencia. En ocasiones, esto funciona por un breve lapso de tiempo; sin embargo, termina cayendo por la lógica misma del consumo, que promueve la soledad y el aislamiento.

    La combinación de estos cinco factores ponen a la persona a las puertas de una adicción. Pero no podemos olvidar algo fundamental: necesitamos las dos partes de la combinación. Por un lado, esta serie de características, y, por el otro, el acceso a la sustancia. Una sin otra no puede sostenerse.

    1 Taller basado en el capitulo 4 del libro Querer no es poder, de Washton y Boundy. Ed. Paidós. Madrid 2011.

    Autor: Comunicación Clínicas CITA

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