Se acaba de comercializar el WAHH Quantum Sensations, un aerosol del tamaño de una barra de labios que produce durante un minuto los mismos efectos de una borrachera. Es otro ejemplo más de cómo la sociedad contemporánea busca la diversión y la evasión en el menor tiempo posible y sin importar las consecuencias que ello pueda tener sobre la salud. “El placer del alcohol, instantáneo, en monodosis, y sin resaca”, es el eslogan con el que el diseñador francés Philippe Starck y el científico estadounidense David Edwardshan lanzado al mercado un polémico vaporizador con alcohol concentrado para aplicar directamente sobre la boca y conseguir nublar los sentidos de inmediato. Su precio es de 20 euros.
El producto se acaba de presentar en París y sus promotores aseguran que, aunque la capacidad de inhalación es de 0,075 mililitros de alcohol, esta simple dosis es suficiente para provocar un efecto muy intenso.
Según los padres del producto, “todo el mundo tiene la necesidad ocasional de evadirse, pero nuestras sociedades y nuestros códigos de diversión han conducido al consumo excesivo de alcohol, como una suerte de placebo social. Y lo que hace falta es poder lograr ese mismo efecto sin miedo a los arrepentimientos”. Sin embargo, es muy probable que los peligros derivados de estos sprays superen a los ocasionados por la ingesta normal de alcohol.
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El psicólogo Miguel del Nogal advierte que “cuanto más intensos sean los efectos y menos duraderos, mayor será su capacidad de enganche; de este modo, la adicción está asegurada porque cada vez necesitas más dosis. Cada vez se toleran peor las frustraciones y el dolor e intentamos desprendernos de ellas lo más rápido posible, por lo que la tendencia al consumo de estas sustancias está en pleno auge. Su efecto sería comparable al del tabaco: Las caladas a un cigarro se realizan con mucha frecuencia porque cada bocanada de nicotina tiene un efecto casi inmediato, pasa al torrente sanguíneo y se genera una fuerte dependencia”.
“En general, todas aquellas sustancias que tienen efectos a corto plazo generan una conducta que hace que tiendas a repetirlo más veces”, afirma José Antonio Molina, otro psicólogo, autor de SOS… Tengo una Adicción.
Finalmente, la también psicóloga Amparo Carreras valora que la “intensidad” de los efectos de este spray es un factor de riesgo más importante que la rapidez con la que se ingiere y con la que se pasan los efectos. Este hecho, asegura, puede convertir el spray en “una bomba adictiva al estilo del crack”.
Fuente: El confidencial.com
Autor: Comunicación Clínicas CITA